Creo recordar que era el tercer día de Pascuas (el primer día de Pascuas, Domingo de Resurrección, me corrige mi amigo "el Moro", el segundo se iba al Nacimiento y el tercero a la Balsa de San Matías. En las Pascuas de San Vicente, a la Toconera todo el día y, al día siguiente, íbamos al paraje de San Vicente) cuando, hace más de cuarenta años, íbamos a comernos la mona a los "tres Puentes". La rambla de San Miguel era un paraje acogedor. Al lado de una cueva de arena, y a la sombra de los chopos, recuerdo que bailábamos con las chiquillas mientras otros dando palmas entonaban aquello de que "un tal Gedeón se había hecho una casa nueva y otras canciones populares que, como este bello paraje, también se han perdido con el paso del tiempo". Todas aquellas vivencias eran para nosotros ....como muy novedosas. De aquel paraje idílico, rico en fauna y flora .....queridos amigos, ¡queda muy poco!. No se si aquel paraje se valló, años mas tarde, por que dejamos de ir a comernos la mona o por que se valló, abandonamos aquella buena costumbre. Tengo dudas si fue primero el huevo o la gallina. Lo cierto es que un buen día, y como por arte de magia ..¡nos vallaron la rambla!. También quiero recordar que no hicimos nada por reivindicar para el disfrute público -como se venía haciendo- aquellla extraordinaria rambla que cruza el término de norte a sur, situada muy cerca del pueblo, plagada de chumberas, almendros, cañas, granados, paleras, higueras, chopos, pinos donceles y otros arbustos que crecían al lado de un pequeño pero constante hilo de agua así como de gran cantidad de aves, algunas raras como el abejaruco que es de las pocas que anidan cavando agujeros en las paredes de arena. Todo aquello, sumado, constituía un auténtico ecosistema ...Hace una semana hubo una denuncia por cortar chopos, situados en medio de la rambla, al carecer de licencia administrativa, según me informó el Guarda Forestal. Se trata de uno de los pocos humedales que quedan en Caudete, que agoniza, repito, ante la pasividad de todos nosotros..
Esto de la tala, y la posterior denuncia, ocurrió la pasada semana cuando a un vecino, que paseaba por el camino, le extrañó el ruido de las motosierras cortando los pocos chopos que han sobrevivido. Llamó a Almansa para ver si aquello era normal. El Forestal se personó en el sitio y denunció la tala que se estaba realizando sin la preceptiva autorización por parte de la Delegación de Agricultura y Medio Ambiente. La mujer del que puso en alerta a la Administración le preguntó ..."que conseguía denunciando". Le respondió que..."el día de mañana, cuando pase por aquí paseando con mi nieto, podré decirle que esos chopos que ves ahí, están en pié gracias a su abuelo". Es presumible que, de no haber llamado, ya no quedaría en pié ningún chopo. Muchos somos los que presumimos de ecologistas. Pero, eso sí...."que denuncie otro", no sea que me complique la existencia en la defensa de lo común. Esta era la teoría de una Ministra de Felipe González cuando, con mucho desparpajo, afirmó en público que "lo público no era de nadie". Lo mas grave: que ningún Fiscal le abriera un expediente sancionador a esta buena mujer por desentenderse de lo común y alentar al saqueo de lo público. A este anónimo personaje habrá que agradecerle algún día su interés por lo público -al contrario que Carmen Calvo, así se llamaba la Ministra- y el que todavía queden en pie algunos chopos en la rambla de San Miguel, rambla a la que el tercer día de Pascuas íbamos de chiquillos a comernos la mona. Después de dar una vuelta por el paraje para realizar este reportaje, me pregunto si a los caudetanos todavía nos queda algo de ecologistas. Porque, entre unos que se nos llena la boca por la defensa del medio ambiente, pero miramos para otra parte, y otros que talan sin permiso, seguro que San Miguel ...¡estará que trina!
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