Napoleón, aquel corso que durante 13 años trajo a Europa de cabeza, llevaba razón cuando decía que para ganar una guerra hacían falta tres cosas: “dinero”, “dinero” y “dinero”. En estos momentos, mucha gente tiene la guerra perdida porque los euros …¡han “desaparecido” de escena como por arte de magia!
Hay gente que empieza a pasar necesidad y muchos no tienen para comer ¿Como es posible que en tan breve plazo de tiempo se les haya escapado la situación de las manos a quienes tenían y tienen encomendado (cobrando por ello) velar porque las cosas funcionen?
Hay gente que empieza a pasar necesidad y muchos no tienen para comer ¿Como es posible que en tan breve plazo de tiempo se les haya escapado la situación de las manos a quienes tenían y tienen encomendado (cobrando por ello) velar porque las cosas funcionen?
Una parte de culpa, mal que nos pese, hay que admitirlo, es nuestra, porque hemos vivido como capitanes generales gastando más de lo que ingresábamos. También es cierto que los que daban dinero a crédito nos viciaron y ¡de qué manera! a gastar. Resulta difícil entender lo que ocurría hace tan solo unos pocos trimestres: pedías un préstamo y por no enfadarte con el Director del Banco o Caja …¡salías de la entidad con mas euros de los que necesitabas! La estrategia “financiera” era muy clara. La consigna también “gasta, gasta y gasta ..¡que no pasa nada!”
Por aquellos entonces, cuando la crisis no existía (¡o nos decían que no existía!), el Presidente del Gobierno manifestaba muy serio: …”no se de que se quejan ustedes, señores del PP. España va como una moto con un desarrollo del 4,1 %, el mayor de Europa”. Lo que no nos decía el “hombre” ¡y lo sabía! era la marca de la moto: “especulación de gama alta”.
En los pueblos, como el nuestro, las inmobiliarias crecían como setas, que era el negocio más rentable del momento: “vender …¡caro!”. A todos se les olvidaba, incluida la Administración, lo que reza el art. 45 de la Constitución: “todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna, incluido su precio”.
El señor Zapatero nos ocultaba que ese desarrollo era falso por la sencilla razón de que se sustentaba en “especular”, o lo que es lo mismo: “comprar barato y vender caro”. La cosa era así: si un pueblo quería estar en el “hip-parey” debía tener en marcha un proyecto de “Campo de Golf” y varias “urbanizaciones”. Caudete, dicho sea de paso, no escapó a esa fiebre y en el Ayuntamiento los “inversores” se dedicaron a marear la perdiz para ver si alguien se llevaba el gato al agua.
Hubo varias propuestas. Si. La mas sería fue la del propietario de la casa Alarcón. A la vista del proyecto, campo de Golf incluido, el Alcalde se hizo el estrecho. El otro proyecto se centró en la parte sur del Polígono Los Villares, por medio de un intermediario ilicitano. Después de muchas comidas y reuniones la cosa quedó como vulgarmente se dice… ¡en agua de borrajas!
Era la época de los “reunidos”. Llamabas por teléfono, preguntabas por don fulano y te decían: “ahora no le puede atender porque esta reunido” Cuando no había crisis…..¡todo el mundo estaba reunido! Los “reunidos” iniciaban su “trabajo” a eso del medio día acabando bien entrada la tarde en el reservado de un Restaurante con el mantel lleno de croquis tras cerrar el trato y repartirse el pastel.
Daba la sensación de que este país era “jauja”, … ¡con el esfuerzo y sacrificio que había costado conseguir lo que teníamos! Ahora veremos quien entierra al fiambre. Aquella época se acordó en llamarle “la sociedad del bienestar”: ¡no habían frutos prohibidos para Adán y Eva en aquel Paraíso porque todos eran comestibles, higos chumbos incluidos!
Pasaban cosas curiosas. Una entidad bancaria te daba un préstamo presentando como garantía una fotografía de tu abuela. Los tasadores venían de la “capital” y valoraban una vivienda por el triple del precio real. Un inmigrante ilegal regularizaba su situación presentando un billete del metro. Un crío pasaba de curso sin haber realizado él mínimo esfuerzo. Un bancal se convertía en solar por arte de magia a veces con la sola ayuda de la firma del “secretario accidental”. Todas las cartas de la baraja eran oros. ¡¡Éramos felices!!.
Nadie duda a estas alturas que la situación se les escapó de las manos. Un tal Pedro Hernández Moltó, aquel del “míreme a los ojos señor Mariano”, montó un desaguisado muy gordo en la CCM mientras que ahora mi vecino no consigue convencer a esa entidad, ni a ninguna otra, para que lo socorran y no tener que cerrar el negocio. Mientras tanto, D. Pedro sigue viviendo como un rey es decir, como si nada hubiera pasado. ¿Acaso no era el encargado de gestionar y bien nuestros recursos?
La relajación democrática, que siempre ha existido independientemente del sistema político, ha dado paso a la proliferación de “golfos” sin escrúpulos que después de forrarse nos han dejado con el culo al aire. A Zapatero le interesó mas ganar unas Elecciones que coger por los cuernos el toro de la crisis. Ahora es tarde y la culpa dice el “hombre” que la tienen los empresarios mientras “mima” a unos banqueros que no sueltan prenda.
Para ir acabando les contaré que siendo “ellos” los culpables, no tienen toda la culpa. ¡No!. Nosotros, sin querer, también hemos colaborado en el “desaguisado”. A los de mi generación, nuestras madres nos decían: ¡toma!. Ahora al nene/a le dicen: ¿que te hago? En el periodo de tiempo transcurrido entre el “toma” y el “que te hago” hemos perdido nuestra identidad, categoría y, por último, el poder adquisitivo.
El “toma” era una filosofía y una forma de vida basada en la austeridad, respeto y disciplina. “Toma” quería decir que no había otra cosa. Que si no te acababas la comida que te ponía tu madre en la mesa al medio día…¡la sacaba por la noche para cenar! Ahora….¡que les voy a contar a ustedes que no sepan y sufran, como pagar un dineral por una prenda de “marca” para el nene/a, porque claro: si no es de “marca” …¡es que no vale.! Del uso y abuso del teléfono móvil por los adolescentes … ¡ni les cuento!
En medio de conceptos modernos, progresistas y muy sofisticados como globalización, botellón, tolerancia cero, sostenibilidad…., el derroche en el que nos hemos instalado …¡no tiene nombre!. Nuestros dirigentes y los encargados de controlar (repito que cobran por esa actividad) han mirado para otro lado mientras tirábamos la burra por la ventana sin pensar que esta situación, como los “danones”, tenía fecha de caducidad.
Mantengo que nuestro declive cívico, económico, social y político empezó el mismo día en que al Rey le ponían encima de la mesa, para que lo firmara, aquel Real Decreto que permitía que un alumno pasara de curso sin aprobar las asignaturas o lo que es lo mismo “sin darle un palo al aire”. ¿Acaso no sabían Felipe y Solana que sin “esfuerzo” y “sacrificio” la “innovación” y la “competitividad” se perdían por el camino?
Sin pretenderlo, nuestros dirigentes favorecieron con este “perverso sistema educativo” la aparición de “gente frívola”, experta y sin complejos en “fabricar relojes de madera y que encima funcionaban”.
El señor Zapatero anda ahora pero que muy empeñado en meternos de cabeza en el G-8 cuando en rendimiento escolar estamos en el puesto G-23 o tal vez más atrás. Más nos valdría que este “hombre” se preocupe de mejorar lo segundo …que lo primero ya vendrá solo. De lo contrario, acabaremos siendo lo que veladamente persigue: una potencia mundial de analfabetos útiles.
Pero si uno de los puntales de nuestra economía de libre mercado esta basado en la “confianza” y el “crédito” y los señores de la BANCA “no prestan un euro a nadie”, no hace falta ser un lumbreras para afirmar que “salir de este atolladero, también llamado crisis, va a durar el tiempo que “estos señores” necesiten en recuperar la confianza en el sistema para volver otra vez a empezar”. Ladinamente acuñaron la palabra “globalización” para justificar que ellos no son los culpables del embrollo en el que nos han metido a todos, afirmando que el mal viene directamente de Oklahoma y Alabama….¡Cínicos!
Mientras tanto, los negocios seguirán parados como el de la foto inferior y la gente sin trabajo. En otro artículo hablaremos de cómo “todos perdimos el juicio” construyendo más viviendas de las que podía absorber el mercado. Sabíamos que no íbamos bien.¡Lo sabíamos! Pero ….¡seguíamos tensando la cuerda cada día un poco mas! Hasta que se ha roto. ¡A nadie que le pase!
Joaquín Medina Iñiguez
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