El pasado viernes, al inicio de la Junta de Gobierno Local, tuve conocimiento de que el concejal socialista Julen Sánchez había interpuesto un Recurso de Reposición, con fecha 17 de febrero. ¿El motivo? No haberlo convocado en tiempo y forma a la Junta, celebrada el 14 de febrero. Solicitaba la anulación de los acuerdos adoptados en dicha reunión y que se convocara una nueva Junta para volverlos a tratar. Recuerdo que en la celebrada el día de los Enamorados me llamó la atención que Julen no estuviera presente. Pregunté si se le había avisado. La respuesta fue afirmativa. Pero, hubo un error "gramatical" al mandarle el mensaje a la dirección de su e-mail, extremo que pude comprobar por el justificante del envío en papel. ¡Ojo¡ que una falta de ortografía en la pantalla de un móvil tiene consecuencias muchos más graves que las que se puedan cometer en papel. Ante el airado proceder de Julen, el Alcalde ha decidido volver a la comunicación tradicional: citar a los concejales a las Juntas de Gobierno a través de la Policía. No. No pude convencerlo para que continuara con las citaciones a través de mensajes por el móvil. Entre otras cosas, es moderno, eficiente, sostenible ...y más barato. Estaba disgustado por el inesperado Recurso y me dijo que no insistiera, que no iba a cambiar de opinión. "Con la comunicación a través de la Policía, no se repetirá otro caso similar", sentenció. Al terminar tan acalorada Junta le manifesté a Julen que teniendo todo el derecho del mundo a presentar el Recurso, antes de dar ese paso parecía razonable haber llamado al Ayuntamiento y haber preguntado que ocurría.
Fui uno de los promotores para que los socialistas estuvieran presentes en este Órgano de Gobierno. Si no hay nada que ocultar..¿por qué negarle a la oposición que este presente en los acuerdos y decisiones de la Juntas de Gobierno?, era mi teoría. Ahora, la cosa se ha desbordado. Que el diálogo entre compañeros de Corporación para solucionar un error gramatical se realice a través de recursos, sinceramente, no dice mucho a favor de una relación cordial entre las partes. No le había costado nada al concejal socialista haber llamado a Secretaría, por el mismo "conducto" por el que le habría llegado la citación de no haber mediado un error gramatical."...Qué puñetas pasa que no me ha llegado la citación ...¿es que acaso no hay Junta esta mañana? Aún va a tener razón el Alcalde: el Policía, con papel y lápiz, será un poco más caro, pero sin duda es más seguro. Así...¡no avanzamos!
Pocos y encima mal avenidos.
Esta situación me recuerda aquella anécdota de unos monjes que, después de la Guerra, acordaron rehabilitar la cubierta de la Iglesia que había sido destruida por un bombardeo. Llevaban una semana trabajando sin descanso y acordaron hacer un chocolate para celebrar que las obras llevaban buen ritmo. Un monje decidió gastarle una broma a otro algo entrado en años. Sin avisarle, le pasó el tazón de chocolate hirviendo y este aguantó como pudo. Le salían las lágrimas. Fray Cosme...¡Que te pasa que lloras!, le preguntó. Cuando se recuperó, suavemente le contestó: ¡Nada hijo! que me estaba acordando de los muchos que éramos antes de la Guerra, de los pocos que hemos quedado y de la mala leche que tenemos!
Otro caso de robo de un bolso por el procedimiento del tirón.
¡Hasta las aldabas corren peligro!
Es una lacra que o no sabemos resolver o que no nos empleamos a fondo para erradicarla y que sin duda se ve acentuada por la crisis. Lo cierto es que los robos preocupan cada vez más a la ciudadanía y al Gobierno de este Ayuntamiento. Ayer fue otra señora la que sufrió la sustracción del bolso por el procedimiento del tirón por la calle del Moto, justo dos semanas después y a la misma hora del ocurrido delante de las dependencias de la Policía Local. También se están sustrayendo las aldabas de latón en puertas de calles céntricas. Otro drama, como no se corte de raíz. El término "aldaba" se utiliza para referirse al llamador que se coloca en el exterior de las puertas para avisar de la llegada de un visitante a la casa. Algunas son verdaderas obras de arte. La solución no es complicada. Se trata de controlar el centro o los centros de recepción de metales. La entrada a las viviendas, para ver que se llevan, tampoco ha cesado. Hace unos días entraban a robar a una vivienda de la calle Abadía. A esta situación de inseguridad hay que darle solución ya o van a terminar por llevarse hasta las puertas.
Pocos y encima mal avenidos.
Esta situación me recuerda aquella anécdota de unos monjes que, después de la Guerra, acordaron rehabilitar la cubierta de la Iglesia que había sido destruida por un bombardeo. Llevaban una semana trabajando sin descanso y acordaron hacer un chocolate para celebrar que las obras llevaban buen ritmo. Un monje decidió gastarle una broma a otro algo entrado en años. Sin avisarle, le pasó el tazón de chocolate hirviendo y este aguantó como pudo. Le salían las lágrimas. Fray Cosme...¡Que te pasa que lloras!, le preguntó. Cuando se recuperó, suavemente le contestó: ¡Nada hijo! que me estaba acordando de los muchos que éramos antes de la Guerra, de los pocos que hemos quedado y de la mala leche que tenemos!
Otro caso de robo de un bolso por el procedimiento del tirón.
¡Hasta las aldabas corren peligro!
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