Están saliendo a la palestra como si fueran setas una serie de “pelotazos” urbanísticos protagonizados por políticos de todos los colores. El penúltimo, el del presunto jefe de la red catalana, un tal “Luigi”, desarticulado por el Juez Baltasar Garzón a través de la Operación Pretoria.
Dicen los medis de comunicación que el exdiputado del PSC triplicó su capital con una compra de terrenos en la localidad barcelonesa de Sant Andreu de Llavanares a través de la empresa Niesma Corporació.
Fuentes municipales explicaron que Niesma adquirió en diciembre de 2003 unos terrenos por 3,2 millones. Sólo un año después, Niesma firmó con el Ayuntamiento de Llavaneres un convenio por el que se autorizaba a que la sociedad aumentara la edificabilidad en un 189%, de 3.958 metros cuadrados a 7.500 metros cuadrados. Una estrategia parecida siguieron en Santa Coloma, lo que les permitió un pelotazo de 18,5 millones de euros.
En Europa están alucinando con los comportamientos corruptos de nuestros políticos, que no dejan de salir a la luz pública en el área más lucrativa de los Ayuntamientos: el “urbanismo”. Pero, esto de los pelotazos es más viejo que la tos. No se de que nos asombramos. Para que veamos que esto viene de lejos he traído a colación un caso de corrupción ocurrido hace más de 400 años y que es muy similar al que mañana podemos leer en cualquier periódico de papel o digital.
El magistral “pelotazo” del Duque de Lerma lo hizo inmensamente rico a base de manejar tráfico de influencias, corrupción, la información privilegiada y la venta de cargos públicos. Monarquía o Democracia da igual si se trata de desvalijar a un Ayuntamiento o al Estado.
¿En que consistió este real “pelotazo” urbanístico del Duque de Lerma? Francisco de Gómez de Sandoval y Rojas Marques de Denia y Duque de Lerma a partir de 1599 tenía en sus manos todo el poder de España por dejación del Rey Felipe III, Monarca incompetente, sin preparación intelectual y encima pusilámine.
Más pendiente de la caza y del ocio, como después su hijo Felipe IV, dejaba el gobierno en manos de desaprensivos y especuladores llamados “validos”. El Duque, como los encarcelados por orden del Juez Garzón, no buscaba el beneficio para el Estado ni para el Rey, sino para sí mismo.
El todo poderoso Duque para alejar al Monarca de la influencia de su abuela y de paso aislarse él mismo de los sectores críticos de Madrid ….¡decidió nada menos que trasladar la Corte a Valladolid!. Seis meses antes del traslado el “pájaro” del Duque realizaba varias operaciones inmobiliarias en beneficio propio comprando propiedades y solares en Valladolid para poco antes de regresar a Madrid, acontecida seis años después, venderle al Rey la que se llamaba entonces “Huerta de la Ribera” por 30 millones de maravedíes.
Lo mismo que ahora, el Duque usaba testaferros para comprar solares “baratos” en Valladolid antes que el propietario tuviera conocimiento del traslado de la Corte (a partir del 9 de febrero del 1601) para “venderlos” después antes de hacer pública la noticia del retorno de la Corte a Madrid, hecho acontecido el 30 de enero del 1606. El Duque ¡era un aprovechado y un jeta!
Al Duque no le hacía falta recurrir al “soborno” ni a las “recalificaciones” para hacer “sus negocios”. El Duque era el amo y señor. Por lo tanto: ¿quién le iba a toser al “valido” del “tontaina” de Felipe III? El Duque no necesitaba “comprar los favores” del concejal de urbanismo de Valladolid para enriquecerse.
En el caso de la Operación Pretoria resulta curioso que el Tribunal de Cuentas acordara hace varios años abrir diligencias preliminares en relación con las irregularidades puestas de manifiesto en el informe de la Sindicatura de Cuentas sobre el impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana, ante la posibilidad de que estos hechos pudiesen ser "generadores de presuntas responsabilidades contables". El informe …¡nunca se debatió en Comisión!
Todos los partidos callaron o miraron para otra parte cuando en el Parlamento Catalán Pascual Maragall le espetó al convergente Artur Más …”que su problema era el 3 %”. En el siglo que vivió Quevedo, Miguel de Cervantes, Vélez de Guevara... se desarrolló la “picaresca” hasta unos niveles que tuvo género literario propio.
Viene como anillo al dedo aquel pasaje en que el “pícaro” le dice a su amo: ….pero ¿cómo es posible que siendo ciego supieras que yo me comía las uvas de tres en tres? El invidente le contesto a su pupilo: “….porque habiendo acordado entre nosotros comerlas de “una en una” ….¡tu callabas cuando yo las comía de dos en dos!
Volviendo a Valladolid, la conducta delictiva del Duque con la compra de terrenos hace mas de 400 años tiene los mismos ingredientes que tiene la operación Roca de Marbella, El Egido, Millet, la operación Pretoria de Santa Coloma, del Velódromo de Mallorca, del caso Gunter y muchos más casos.
Y los que viven alrededor de los presuntos corruptos…. ¿no sabían nada del enriquecimiento del Duque, ni del “tren de vida” del tal “Luigui” de la operación Pretoria o de “Roca” el de la operación Malaya? Me resigno a aceptar que a veces sea rentable mirar para otra parte, como en el caso del 3% denunciado por Pascual Maragall, aplicando la teoría del dame “pan y dime tonto”.
En épocas de crisis como la que estamos sufriendo y presumiendo la mayoría de la grey política de “demócratas” y “progresistas”, es sangrante la falta de principios que a la hora de la verdad demuestran tener. Hay muchos ciudadanos que empiezan a cuestionarse no solo a los políticos que nos gobiernan por cleptómanos sino al propio “sistema democrático” por inoperante frente a la corrupción. Hoy, como hace 400 años, la pregunta es la misma: ¿quién controla al controlador?
Joaquin Medina Iñiguez
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