Aunque no lo aparentan, son animales muy nocivos para la salud. Su presencia se nota por cómo aparecen las aceras de la Plaza del Carmen, calle Mayor, Del Teatro y Callejón Luis Golf: con excrementos. Lo he comunicado a los Servicios Municipales de Medio Ambiente y el resultado...vamos a dejarlo en que no es del todo satisfactorio. Uno solo de los propietarios, la vivienda donde estuvo ubicada Caja Murcia, ha colocado en su fachada, no en toda, pinchos metálicos para evitar que se posen. El resto, si es que se les ha comunicado,....no han tomado ninguna medida en un claro ejemplo de insolidaridad. Por lo tanto, seguimos igual que al principio ya que las soluciones parciales, no sirven de nada.
Como prueba de cargo, en la foto superior pueden ustedes apreciar la considerable cantidad de palomas tomando el sol en la cubierta de un edificio en la Plaza del Carmen. Estos animales, aparentemente inofensivos, han invadido el centro del pueblo. Acampan a sus anchas. ¡Ya sé que hay crisis y que estos inmuebles están en venta!. Pero, vamos a ver si entre todos somos capaces de dar solución a un problema que afecta a la salud, la higiene y la estética.
En el edificio de las "112", o de "San Cristobal", tienen este mismo problema, pero ¡multiplicado por 20!. En mi etapa de concejal eliminamos más de 300 parejas con un sistema que copiamos de Crisnova. Sospecho que ahora no se estan cogiendo lo cual es cada vez más perjudicial para sus moradores. Algunas vecinas se han dirigido al Ayuntamiento pidiendo ayuda aunque el propietario del edificio es la Delegación de la Vivienda de Albacete quien deberá adoptar las medidas para evitar que las palomas causen daños a propietarios e inquilinos.
En la Plaza de Toros ya tuvieron que colocar 17 rejas, tipo religa, para evitar que accedieran a las plantas situadas encima de la entrada principal. ¡Estaban destrozando la Plaza! Tras colocarlas, las palomas emigraron al edificio de San Cristobal donde estan causando graves problemas de salud y en las instalaciones. "Desnudamos un santo para vestir a otro". Suele ocurrir. Ha habido inundaciones de los pisos superiores por estar obstruídos canalones y bajantes de excrementos.
Llegamos a sacar varias toneladas de basura de las galerías, basura que había generado roedores, insectos y pulgas después de diez años acampando las palomas a sus anchas. Agradezco la ayuda que tuve en la Delegación de la Vivienda para la erradicación de esta plaga con José Antonio Hernández, un Aparejador muy competente que se preocupaba y ocupaba de este y de otros asuntos en las "112".
Volviendo al centro de la población, los propietarios de las viviendas saben que les compete tenerlas en condiciones de seguridad, salubridad y hornato público. Y no lo estan cumpliendo. No. No es complicada la solución. Es cuestión de voluntad. Por su parte, los servicios de Medio Ambiente también deberían tomarse esto con un poco más de interés por el bien de todos. Estamos hablando del centro del pueblo. De la Plaza del Carmen, calle Mayor y alrededores con tramos de aceras llenas de excrementos.
Haciendo un poco de historia les recordaré que, hace 50 años, en el corral de muchas casas criábamos palomos. ¿Saben ustedes para qué?. Si. Para alimentarnos. Se conseguía así un aporte proteínico, tan necesario para la salud, a bajo precio. Era una carne muy valorada. Tampoco crean que entonces había mucho más para elegir en las despensas. Era una época dificil. La emigración estaba a la orden del día. No es que pasáramos hambre. No. Pero... siempre íbamos "corre que te alcanzo".
Es cierto: no andábamos sobrados. Ahora...¡Ay señor ahora!. Ahora vamos sobrados de todo. Si nuestros abuelos levantaran la cabeza ¡ni hartos de vino! lo entenderían. De la necesidad y estrechez al derroche, solo hay un espacio muy estrecho. Quien no haya llegado todavía a los 25 y lea esto, pensará pero...¡este tío que coño escribe!. Como por arte de magia, hemos pasado de un extremo a otro. Si uno era malo, el de ahora es "pan para hoy y hambre para mañana". Si un día formaron parte del menú, ahora andan sueltas, sin dueño...¡cagando a sus anchas las aceras del centro del pueblo. "Cosas más raras vereis, Sancho" le decía indignado D. Quijote a su escudero.
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