El PP, que gobierna sin mayoría absoluta, se niega a aceptar la voluntad
consensuada por tres partidos de la oposición acerca de los sueldos que deben
percibir por los concejales liberados. La diferencia económica es de cuatro
chavos, pero el Alcalde, y suponemos que sus concejales, no están dispuestos a
perder esos cuatro chavos, por mucho que la mayoría del Pleno lo diga. Amor al dinero, desprecio a la mayoría o incapacidad para gobernar en minoría. No sé la causa.
Acto seguido, el Alcalde, disgustado con lo que el Pleno ha aprobado, emite
un Decreto por el que retira las concejalías delegadas a los miembros de su
partido y, en un acto que algunos califican de audaz, otros de ocurrencia y
algunos de mero disparate, decide sortear las delegaciones.
La oposición,
generosamente agraciada con la pedrea del sorteo, se encuentra ante un dilema:
aceptar las delegaciones es una oportunidad inesperada de desarrollar los
proyectos que les llevaron a presentarse a las elecciones; pero por otra parte,
conocedores de las formas de gobiernos practicadas por José Miguel Mollá, se ven
asaltados por las dudas razonables sobre si esa ilusión será realizable. La
experiencia nos indica que el fuerte de Mollá no es el trabajo en equipo.
Luego viene el sentido de la responsabilidad, éste anima a la oposición a
aceptar el reto y poner en marcha de una maldita vez la gestión política de un Ayuntamiento que, según confesó en el Pleno el Alcalde, entre pitos y flautas
lleva unos meses en estado latente, deduzco que los concejales del gobierno
popular, actual y pasado, no son muy amigos del trabajo diario. Aceptar las
concejalías delegadas permitiría a la oposición comenzar a instalar las vías de
un posible futuro gobierno de izquierdas.
Mientras, la bancada popular y gran
parte de su electorado, permanecen inmutables, cual "don trancredos", ante las
embestidas de sagacidad política de su líder carismático: el alcalde del PP cede
concejalías a una oposición mayoritariamente de izquierdas. No sé si algún
votante del PP se planteó esta situación cuando emitió el voto, cabe pensar que
no.
Hace poca gracia además el discurso que algunos populares, transfigurados
en populistas, lanzan a los cuatro vientos acerca de la tesitura en la que se
encuentra la oposición: “¿no querían gobernar?, pues ahora pueden y además sin
sueldo “. No es un discurso político muy elaborado, pero a tenor de la empatía
que viene mostrando una parte muy importante de la ciudadanía hacia las audacias
de Mollá, es posible que algún miembro de la oposición hasta valore este
argumento a la hora decidir si se acepta el reto del Alcalde "o si a palabras
necias... oídos sordos". En fin, cosas de Caudete.
Por Vicente S. Rius Bañuls.
Cabe recordar en esta tesitura surrealista lo que ya dijo en su día el más grande de los marxistas: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados" (Groucho Marx).
ResponderEliminarMi falta de opinión sobre este asunto peliagudo en http://marxcianos.blogspot.com.es/2015/07/calentones.html
Lúcida,sencilla y corta descripciòn de este sainete municipal, el qué nuestro alcalde nos viene ofreciendo, por desgracia y estupefacción, a los vecinos de Caudete poseedores de sentido común.
ResponderEliminarLógica consecuencia de las espontáneas, y cada vez más frecuentes, zafiedades y salidas de tono que sus votantes palmean incomprensiblemente. No sé si por ignorancia o estúpida inconsciencia