“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
Comunicado Importante

Ante la imposibilidad de compartir los posts que se publican en este blog en facebook se han realizado varios ajustes técnicos para lograr solucionarlo y no ha conseguido.

Lo que nos hace pensar que los artículos que se publicaron en facebook fueron marcados como inapropiados por lectores que no están de acuerdo con la línea editorial de este blog.

Por eso nos hemos visto obligado a crear un nuevo blog para poder seguir exprensándonos de forma libre. Aquí está la nueva dirección.

https://blogjoaquinmedina.blogspot.com/

lunes, 17 de octubre de 2011

De como quedo un arbol despues del fin de semana, el mismo dia que, en cientos de ciudades, se manifestaban los indignados.

      Un vecino de la calle San Vicente me mandaba, ayer por la mañana, unas fotos por correo electrónico estremecedoras. Son de esas que el canal de Televisión CNN + aprovecha para redactar la información denominada “SIN COMENTARIOS”. Este vecino, al igual que otros muchos de los alrededores (San Vicente, Colón, Avd de Valencia…), viene sufriendo, los fines de semana y días festivos, las molestias de unos jóvenes que no saben divertirse sin molestar.

      Junto a las fotos ha adjuntado lo siguiente: “mal nos va Chimo y peor nos va a ir en el futuro si permitimos este tipo de actos. La noche ha sido muy larga y los trastornos….ni te cuento. He podido conciliar el sueño a las 8,30 de la mañana. Todavía no estamos lo suficientemente indignados…”

     Después de hacer la foto, mi amigo Antonio se colocaba delante del ordenador y del alma le salía un lamento a modo de despedida de un árbol que él veía todos los días desde su ventana. Dice así:



           LAMENTO DE UN ÁRBOL A LOS JOVENES DE CAUDETE


       No siento ni mi cuerpo, ni mis raíces, ni mis ramas, ni el cosquilleo de los pajarillos que siempre me visitaban. No siento a las orugas devorando mis hojas ni al pájaro hurgando en mi tronco,
   ni a la mariposa saliendo de su capullo….

      Tampoco sentiré ya el agua de lluvia empapándome hasta las raíces ni el intenso olor que desprende la tierra mojada. No veo las nubes. Ni el azul del cielo. El sol y el viento han desaparecido….

      Ahora ….¡todo es oscuridad!. En este cielo no hay estrellas…ni luna… ni grillos, ni esos sonidos típicos de las noches. Aquí estoy. Moribundo. Recostado sobre un contenedor de basura. Nadie entiende lo que ha pasado. 

      Tenía por delante un futuro prometedor y una función ¡que ya no podré realizar!: mediante la acción de la luz solar y en mis ratos libres transformaba el CO2 del aire en un elemento tan indispensable para la vida como es el oxígeno.

       El movimiento ha cesado. De pronto la luz se hace… es tan intensa que podría cegar a cualquiera. Escucho ruidos y a alguien que, a mi lado, se lamenta: “nos dejas en plena juventud, un sábado por la noche 

      en el trascurso de una fiesta absurda, ridícula y sin sentido”.

     ¡Si yo pudiese andar!… si mis ramas pudiesen atrapar al que me dejó aquí ….¡nunca olvidaría el daño que me ha hecho!

  (En recuerdo de un árbol que no se merecía este final. R.I.P.)



      Sólo añadiré que, en defensa de lo políticamente correcto, me parece que estamos mirando demasiado tiempo a la parte contraria de donde deberíamos centrar nuestra atención que es donde tienen lugar los problemas.

     No creo que sea tan difícil intentar negociar “compatibilizar la diversión de unos con el derecho al descanso de otros”. Es cuestión de voluntad y de que afrontemos un problema que, como una mancha de aceite, poco a poco se va extendiendo.

     Los vecinos tienen motivos más que de sobra para estar hartos de todos: de la pasividad de unos políticos que pasan de sus quejas y escritos, de los que arman ruido hasta las tantas de la madrugada que además de ensuciar la calle y no dejarlos descansar ahora se dedican a cortar árboles.

      Las autoridades deberán averiguar el nombre del angelito o los angelitos responsables de este acto vandálico para decirles que reponga el árbol a su costa y, como castigo, escriban 100 veces: “….A partir de ahora respetaré los árboles que hay en la calle de la misma forma que respeto los que tiene mi padre en el jardín”. Es lo mínimo que debemos exigirles.


 Joaquín Medina Íñiguez

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