Después de la firma del contrato, en octubre empezamos a ensayar de firme en la sede del PP, una vez por semana. Al mes siguiente los dos Directores, Francisco Requena y Miguel Pérez, nos anunciaron que estábamos un poco verdes y, para no fracasar, había que duplicar los ensayos: jueves y viernes. Al principio, costó cogerle el tranquillo a los bailes y, sobre todo, a las canciones.
Aprender el baile del primer acto, tampoco resultó fácil. No obstante, la cosa funcionaba bien porque ya se habían creado en el grupo fuertes vínculos y el compromiso para sacar a flote la obra. Era gratificante ver con qué soltura se movían y declamaban los actores principales. Se sabían al dedillo los textos por haber representado la obra en otras ocasiones: el Rubio, Eva Mª, Marino y Antonio “Goyo”.
Me sorprendió gratamente el ánimo y el sentido del humor de “Goyo”. Con 72 años era el actor más joven del grupo. Es un personaje que se hace de querer y que constantemente tiene una broma o chascarrillo dispuesto para contar y alegrarte la existencia. Valoré todavía más su sentido irónico y la sana comicidad con que afronta la vida cuando me dijeron que en un accidente de tráfico, junto a la Ermita, perdió a una hija. Además de buen actor, es digno de alabar cómo lo superó y el humor que constantemente derrocha dentro y fuera del escenario.
Ya metidos en Navidad encaramos la recta final realizando dos ensayos generales en el escenario de la Casa de la Cultura, incluidos los músicos. A esas alturas, actuábamos como una Compañía de Teatro. Más que compañía... como una gran familia bien avenida. El resto de la historia... ¡ya lo conocen!. Francisco y Miguel llevaron la obra, una vez más, a las puertas del éxito. El patio de butacas se llenó hasta la bandera. Como en las Ventas con el diestro José Tomás, hubo que colgar los tres días el cartel de “no hay entradas”.
Me consta que la gente disfrutó con estos “Pastores 2010”. El que hacía siete años que no se representaban también debió influira nuestro favor. Muchos han aplaudido que no se haya dejado perder, como ha ocurrido en otros pueblos, incluido Sueca, de donde es natural Baldoví, con numerosas felicitaciones sinceras, lo que da muestras de lo arraigada de esta obra entre los caudetanos.
Considero, tras esta grata experiencia, que el teatro debería ser asignatura obligatoria en los colegios a partir de los 10 años. Además de su aspecto social y de espectáculo, a nivel personal crea vínculos, desarrolla el compañerismo y el sentimiento de grupo y, lo más importante, te fuerza a perder el miedo escénico, favorece la comunicación con tus semejantes y desarrolla una competitividad positiva que obliga a ponerte retos personales. Tiene efectos terapéuticos. Lamento haber descubierto tan tarde las bondades que aporta participar en una obra de teatro en tu pueblo. Aunque sólo sea de pastor o diablo.
Pero lo importante es que, entre todos, le hemos dado un empujón a la Tradición y hemos dejado un grano de arena donde otros pusieron, con arte y estilo, el suyo: Eduardo Izquierdo, Agustín Vila, Miguel Alcover fueron muchos años excelentes directores. Otros salieron a escena como Perico Molina, Josefa Nieto, Eusebio Molla, Paquito Martín, los hermanos “Campaneros” Eladio, Paco y Bienvenido, Antonio Milán, Paco Grande, Manolo el “Muñequero”, Antonio Torres Milán, Pepe el “Tosquero”, Jerónimo Grande, Juan Bañón Requena, José Mª Bañón Martínez, Luis Solera Belando, Joaquin Gil Delicado, Milán el “Zapatero”, Joaquina Albertos, Luis Berenguer, Antonio Requena Vinader, Maruja Gracia, Oscarina, Maite Requena... ¡y tantos otros!
La experiencia artística finalizó el sábado con una paella para 60 comensales que hizo “El Rubio” en la guarida de los “Rasis” y con sesión de karaoke. El arroz ….¡inmejorable! así como el pastel de chocolate que trajo la Agrupación Amigos de los Reyes Magos para los postres. También se proyectó la película que grabó Joaquin Medina Gimenez el tercer día de representación. Al que no pudo asistir en directo, siempre le queda la posibilidad de hacerse con la película en CD por un módico precio. Se la recomiendo. Hasta el año que viene.
Joaquín Medina Íñiguez
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