La Niña que Quería un Cuento
el Martes
Decía Julio Cortazar, que los
versos de sus mejores poemas nacieron de lo inesperado. El inicio de esta historia es la frase inesperada que una niña le dijo
a su madre, cuando se enteró de que el
cuentacuentos de La Bomba era miércoles y viernes. No sé si Charles Dickens o
Julio Cortazar se inspirarían en algo así para sus historias pero, me apetece
que esta se llame así. Ahora me toca hilar el título con un texto que guarde
relación, y de esto ya no estoy tan segura. A ver lo que sale.
Sigue en pie ese pacto mitad
diablo mitad sombra del ailanto que tengo con Chimo Medina. Cualquier evento
que haya en La Bomba él haría las fotos y yo la crónica, esto durará hasta que
el pino que tengo en la maceta de la puerta, de sombra. Así rezaba el segundo
párrafo del manuscrito servilletero que servía de compromiso satánico. Como
sello, una gota de aceite de la tostada con atún y sus correspondientes cuatro
olivas. Tan semejante catalogo de seriedad no podía ser ninguneado por mí, y me
dejé seducir por el brillo de sus colmillos. Ahora, cautiva de mis propias
palabras intento hilar maceta, pino, cuentos y martes. A esto le añado Teresa
Arnedo y ya está el lío montado.
Lío, lío, lío y por ese
orden. Eso es en lo que se puede traducir un cuentacuentos de Tere Arnedo. El
local todo arreglado desde hacía un par de horas, sillas colocadas, sillones de
frente para verla mejor como diría el lobo de caperucita, una mesa preparada
donde colocar el mantel mágico con el baúl de Mery Popins, el escenario de
corcho con purpurina negra y carteles de “Cuentos pa tos”, el espectáculo de
hoy. Cuentacuentos solidario para niños, niñas, padres, madres, abuelitas,
abuelitos y perros y gatos. No conté todos los niños pero… habrían sobre diez…
no, no… habrían veinte, no, no… habrían eh.. muchos, muchos niños. El suelo de
La Bomba se llenó de minúsculos pantaloncitos y faldas con medias, habían niños
de pié, otros sentado sobre sus madres, el sofá… el sofá lleno de minúsculos
culos inquietos pisando los cojines, llevaban juguetes de los de La Bomba, esos
de colores para hacer castillos de plástico.
La música subió de volumen y todo
indicaba que el cuentacuentos iba a comenzar, canciones que nos enseñaban los
días de la semana, los colores o nombres de cosas, en fin, de esas que nos
gustan a los mayores y escuchan los pequeños. No me negaras que nos has cantado
y coreografiado alguna vez esa de la taza, tetera y el tenedor…? Aunque fuera
Nochevieja la cantaste… no? “pos esa”. Y ahí estaba ella. Llevaba ropa de
colores vivos, esto hacía que no pudieras dejar de fijarte en su presencia, los
labios como los de después de los bocadillos de nocilla pero al rojo
vivo, así ninguna de sus palabras se escaparía. Los niños, que en estos casos
tienen unos grandes ojos mutantes, observaban a la artista sabiendo que la
historia es para ellos, que los colores son para ellos, que las alfombras y
cojines son para ellos, y los cuentos nacían de su boca de nocilla para ellos.
El cuento de la tortuga que se escapó de su caparazón y que no tiene casa pero
es libre, el de elegir novio y ella eligió un calvo, el del caballo que sus
cascos eran imitados por unas claves, y muy bueno cuando el niño Martín que se
los sabe todos tuvo que ser rescatado por el calvo. En la barra, gente que ni
sabía de que iba ni tenía interés, porque no dejaron de hablar por el móvil
como si estuvieran vendiendo acciones de los escusados de Disney Word, tan
maleducados como incultos. La próxima vez os achucharé a algún niño rabioso de
flequillito Vasko para que os de una cariñosa patada en el tobillo. Menos mal
que los niños llevan clavado en el alma la palabra magia. Son mágicos sus
aplausos, incluso sus molestos gritos lo son, son mágicos sus ojos, y como
miran mas allá de lo que ven. La tarde se llenó de ese ambiente tonto que te
deja una sonrisa en la comisura de los labios.
(Dos días después)
Se abre el telón y se ve a Tere Arnedo con su mantel y su maletín de
Mery Popins en La Bomba, se cierra el telón. Como se llama el cuentacuentos?
Mujeres, Cuentos y Viceversa.
Unas figuras femeninas a lo Almodovar
dejaban claro de que iba la historia. Yo
también dejé claro que para esta lucha nos necesitamos todos, hombres y mujeres
de mente abierta, sin clichés ni estereotipos de roles masculino o femeninos.
Gente del mundo sin estupideces y con cultura. En este momento mi gato me
está boicoteando el teclado del ordenador, él que no entiende de pactos de
pinos ni de que tenga que enviar esto antes de que cante el gallo, ha decidido
ronronearme a dos centímetros de mi nariz. La consecuencia es que se sube al teclado y escribe su palabra favorita:
krjgoeiwkdnkgañ.
Hay veces que un mismo cuento
sirve para hervir una camisa o para planchar un huevo. Ahí está el ingenio de
Teresa Arnedo para hervir el cuento del calvo y convertirlo en un hacha salvaje
ante la igualdad o para planchar el caparazón de la tortuga que fue libre y
convertirlo en una bocanada de aire fresco que clama a la libertad. Desde luego
su cara hablaba más que sus codos, y sus susurros gritaban más que su boca, y
sus palabras iban más lejos que un grano de arena en el desierto, porque la
comunicación no solo lleva palabras, también está llena de gestos, de olores,
de miradas, y si no estás… te lo pierdes, porque esos momentos solo están allí
y en ese momento, no vuelven jamás, vendrán otros pero ese nunca.
Arnedo nos llenó de esos momentos con
carcajadas en dosis sublimes para una sala llena de mujeres, excepto el Dompi
que como si fuera parte de un cuento se convirtió en el ogro bueno que se caso
con la princesa, introducido en el interior de un cuento para que no se notara
que llegaba tarde. Esa es la cuestión, la espontaneidad de Tere lo convirtió en
personaje de cuento. Y otra vez más digo que estas cosas nos las perdemos con
los móviles inteligentes que fabrican gente tonta.
Un bonito viaje hacia la oralidad de esta chica, montada en el tren de la bruja con entrada gratis, cuentos sobre la igualdad vistos a tu misma altura, tan solo para no perder esa vieja costumbre de que alguien con mantel de magia y maletín de Mary Popins, nos cuente un cuento un martes a la sombra de un pino.
Deseo que el crecimiento del ailanto sea lo más tardo posible para poder sentirme feliz cuando leo las crónicas de los eventos
ResponderEliminarSi. Estoy convencido de que he hecho un buen trato con Leo. Como dicen los franceses, esta chica tiene "charme". Saludos y buen fin de semana.
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