El otro día iniciaba un artículo Pedro Pitarch, General del Ejercito y muy amigo de Francisco Díaz Martínez, con el sugestivo título de "La Dama y el Diplomático". El chiste comparaba el lenguaje diplomático con el de (algunas) damas. Explicaba Pitarch que cuando un Diplomático dice sí, significa quizás; cuando dice quizás, es que no; y cuando directamente dice que no, no es un Diplomático.
La Dama, por el contrario, cuando dice no, significa quizás; cuando dice quizás, es que si y cuando diréctamente dice si, no es una Dama. No se puede ser tan explítico usando tan pocas palabras. Con el permiso de Pitarch voy a ir más lejos. El lenguaje de nuestros políticos, en general, (Tierno Galvan, Alcalde de Madrid, decía que no es bueno generalizar) tiene la misma fragancia que el chiste de este militar: un político ¡nunca dice no ni quizás! Si utilizara estos términos, no sería político. Un político siempre dice que si. Después, si te he visto no me acuerdo....Nuestros políticos se han hecho expertos en decir una cosa y hacer justo la contraria. Rivera, por ejemplo, dijo que apoyaría la lista más votada.
Y si a lo largo del pasado invierno, entre cuatro señores más uno (Rajoy, Sánchez, Rivera, Iglesias y Garzón) no supieron ponerse de acuerdo nada más que para prolongar una semana las vacaciones de Semana Santa...¿qué posibilidades tenemos de que este verano cambie el ritmo y la letra de la canción que hasta la saciedad venimos oyendo desde noviembre del pasado año? Va a ser muy duro tener que aguantar una Campaña Electoral después de presenciar un sainete poselectoral que ha estado cuatro meses en cartelera y que han tenido que retirar por falta de interés en la "res pública" de los protagonistas.
Digo que va a ser duro porque la película ya la hemos visto muchas veces, la misma que se va a volver a rodar a partir de la semana que viene, película que presenta pocas novedades con la anterior al tener el mismo guión, mismos actores, los mismos caballos, los mismos indios y los mismos Directores que, entre ellos, ya han pactado decirse hasta perro judío con el fin de mantener vivo y en alza la crispación -que diría Zapatero-, eso sí, de forma suave por si tuvieran que volver a sentarse a pactar.
Todo calculado, tanto o más como los encorsetados debates en televisión. Todo ¡políticamente tan correcto, tan cronometrado... tan aséptico!. Todo tan teledirigido. ¡Qué diferencia de aquellos políticos! que acompañaban a Adolfo Suarez y a Felipe Gónzalez. Pero, nadie habla de limitar los mandatos a dos Legislaturas y dos vueltas para mitigar la corrupción y suprimir el sainete que acabamos de presenciar. Tras veinticuatro años al frente del Ayuntamiento de Valencia, veinte de ellos con mayoría absoluta,...¿que esperan encontrar?
Nos han aburrido, sin pensar que habría que repetirla otra vez sin evaluar que el espectador esta arto de tantas monsergas y enfrentamientos estériles entre unos y otros. Bélgica ostenta el récord mundial con 541 días sin gobierno. Nosotros, ya llevamos 130... y lo que te rondaré morena. Curiosamente, en ese periodo, la economía mejoró en Bélgica por encima de la media europea. Algo parecido a cuando cinco parejas de Policías Locales en mi pueblo pidieron la baja por enfermedad de cara a las Fiestas para reírse del Alcalde. Como estas terminaron sin ningún incidente con tan solo tres Policías en la calle, más de uno manifestó que no hacía falta que volvieran. Es lo mismo que pensaron muchos belgas de sus políticos.
Y si se repite el mismo resultado, como todo parece indicar,...¿que?. José Saramago, Premio Nóbel de Literatura, en su novela "Tratado sobre la lucidez" nos cuenta que en la repetición de unas Elecciones Municipales de una Capital ficticia (¿Lisboa?) el 83 % de los ciudadanos habían votado en blanco. El Gobierno decide interrogar a los sospechosos de promover el voto en blanco en la creencia de que se trata de un complot y una conspiración.....
Todavía estamos muy lejos de ese resultado pero.... cada vez es más probable que aumente la abstención por falta de ilusión y credibilidad en la clase política. El personal ...esta cansado. Han cometido el error de repetir muchas veces la misma película. Si a esto le sumamos la gran cantidad de casos de corrupción que están todos los días en candelero, las pintadas de la Rita, los papeles de Panamá y que el Barça podría perder la Liga, la cosa se pone negra. Cuanta razón tienen los dichos de nuestros abuelos. Sobre todo ese de "entre todos la mataron y ella sola se murió".
Ha pasado desapercibido un hecho grave: además del absentismo y del fracaso escolar se suma un preocupante incrementto de la violencia en los Colegios. Algo no estamos haciendo bien. O no sabemos o no queremos. O las dos cosas mi capitán. A nadie que le pase.
Analicen la letra de la canción "Señor Presidente", de Luis Aguilé.
No cabe duda de que se necesitan unas nuevas e irremediables elecciones. Ahora bien, según y cómo discurran las campañas electorales de los distintos grupos, comprobaremos si han aprendido la lección de los errores cometidos en estos últimos cuatro meses o asistiremos al idéntico sainete propagandístico anterior.
ResponderEliminarNo por ello, no significa que los partidos hayan dejado de ser el instrumento por excelencia de la democracia representativa. Conviene, sin embargo, clarificar las críticas – y ponderarlas- con el fin de encontrar alternativas que rehagan este instrumento hoy por hoy irremplazable.
A continuación, paso a transcribir los principales señalamientos críticos a los partidos políticos que Juan Carlos Monedero describe en su libro “Curso urgente de política para gente decente”:
(1)Ausencia de democracia interna, con una gran oligarquización, fuerte liderazgo y anonimato de los militantes; (2) escaso poder real de la militancia en la toma de decisiones importantes – el gobierno suele tener más poder que el grupo parlamentario que lo sostiene y que apenas puede hacer algo para exigir el cumplimiento del programa. En otros términos, las decisiones políticas se toman por fuera de los órganos del partido, a menudo incluso fuera del país; (3) baja afiliación y desinterés en incrementar el número de militantes activos; (4) funcionarización de los militantes; (5) grandes gastos electorales y, en relación con esto, participación de los partidos en redes de financiación ilegal, con el resultado final en colusión entre la gran empresa, los bancos y los partidos financiada por los contribuyentes y expresada en megaproyectos, rescates bancarios e infraestructuras innecesarias; (6) difuminación de la ideología; intento de captar un número mayor de votos y voluntad de ganar mayor libertad respecto de compromisos de transformación; (7) complejidad y globabilidad de los temas tratados, urge llevar a la especialización y, con ella, a la ininteligibilidad del discurso; (8) escasa flexibilidad para incorporar las nuevas demandas ciudadanas al tratarse de “empresas” con clientes muy definidos; por ejemplo, dificultades para satisfacer al tiempo las demandas del precariado y del obrero tradicional, (9) escaso margen de maniobra real para defender los intereses nacionales en una economía internacionalizada determinada por los mecanismos financieros, económicos y políticos globales;(10) funcionamiento empresarial del partido, donde dirigentes empleados/militantes buscan principalmente mantener un nicho electoral que les permita su margen de ganancia; (11) coaptación directa o indirecta del poder judicial y de los mecanismos administrativos de control, como los Tribunales de Cuentas, implicando esta partidización de la justicia (mal llamada politización); la impunidad de las cúpulas de los partidos; (12) colusión entre los partidos y los medios de comunicación que reducen la política a las cuitas interpartidistas. Todos estos elementos tienen como corolario necesario la declarada impotencia de los partidos para buscar soluciones fuera del marco de garantía de su continuidad (el de la democracia representativa y la economía neoliberal) con el resultado de un creciente alejamiento de una parte creciente e la sociedad.
La gente siempre olvida que si algo parecido a su ciudadanía son precisamente sus políticos.