jueves, 12 de junio de 2014

Con el título "75 años de las Sagradas Formas Incorruptas en Caudete" e invitado por "La Sacramental", Luis Gimeno Torres impartió la pasada semana una charla en la Iglesia del Carmen. Testimonio de otra persona, Joaquin Requena Sánchez, que participó en el traslado.

   Dentro de los actos que viene celebrando La Sacramental para conmemorar el "75 aniversario de las Sagradas Formas Incorruptas", el pasado jueves tenía lugar una conferencia en la Iglesia del Carmen a cargo de Luis Gimeno Torres que estuvo acompañado por la Presidenta Josefa del Valle y del Secretario Moisés López. Para esta misma tarde esta prevista otra charla que la impartirá Joaquin Molla Francés. Luis, que prefería llamar a su intervención exposición en vez de conferencia,  empezó diciendo que "...lo que pretendo es transmitir con un lenguaje sencillo un hecho extraordinario que ocurrió en Caudete hace 75 años y que sin duda estamos ante un milagro como es el que estas formas aparecieran en 1939 incorruptas después de que el Sacristán Manuel Gil  las ocultara tres años antes bajo una loseta en una vivienda situada frente a Santa Catalina, Calle Sacramento, formas que posiblemente las consagró el beato Miguel Díaz".

    Luis le dio las gracias a Lourdes Beneit por haber contado con él para dar a conocer "...unos hechos tal y como a mi me los han presentado y sin pretender herir la sensibilidad de nadie". Destacar que la exposición la hizo didáctica, amena e interesante con multitud de datos y anécdotas, aplicando la máxima de Baltasar Gracián: "lo bueno, si breve, dos veces bueno".

   Para empezar, el conferenciante se centró en definir que son los Milagros Eucarísticos y en que países del mundo se han producido habiéndose registrado desde 1900 nada menos que 103: Alemania, Austria , Bélgica, Colombia, Egipto... En España se concentran sobre todo en Levante. Similares al de Caudete han ocurrido en Alcoy (1568) Alcalá de Henares, Onil, Moraleja de Enmedio (Madrid) en 1936.... 

   En otro apartado de su intervención, Luis  habló del documento que Manuel Gil redacta el 11 de abril de 1940 narrando los detalles de como llevó a a cabo el enterramiento de las formas en unos momentos muy convulsos y de mucho peligro para todo lo que tuviera que ver con la Iglesia y sus representantes, de quienes participaron, de las instrucciones que dio al marchar a la Guerra para que no las localizaran y como se produce el desenterramiento.

   Manuel Gil nace en Caudete el 7 de mayo de 1902, tercero de siete hermanos, todos ellos hijos de José Gil y Catalina Pérez. Desde muy pequeño se siente atraído por el ambiente religioso y siendo un niño empieza a ayudar en las labores de la Iglesia, primero como monaguillo y mas tarde como sacristán o sochantre continuando su trabajo como encargado del Archivo Parroquial, testigo de bodas, maestro de ceremonias.... ayudando en todo lo que podía en los oficios de la Iglesia. Este es el resumen de lo que nos contó Luis ayudado por fotografías de los protagonistas, que pueden ver más abajo: 

 ".....El 30 de noviembre de 1929, a los 27 años de edad, Manuel se casa con Isabel Hernández, de 25 años, siendo el beato Miguel Díaz Sánchez, cura regente entonces de Santa Catalina, quien preside la Celebración.  No podemos confirmar con certeza la fecha en que el matrimonio pasa a vivir a la casa anexa a la Parroquia, pero creemos que fue en 1930, fecha en la que muere Manuel Carpena, que ejercía de Sacristán antes que él. En dicha casa, a excepción del periodo comprendido entre 1936 y 1940, vivió  Manuel, junto a su familia, hasta su muerte el 29 de enero de 1963 a la edad de 60 años. Antes de morir recibió la "unción de enfermos" de la mano de Antonio Pascual de Teresa. Como gracia especial se le concedió comulgar con una de las 33 formas incorruptas que quedaban.

Manuel Gil,  el sacristán de Santa Catalina en 1936

Teresa Hernández.
 A pesar de que no hay ningún documento o escrito de la época, hemos podido averiguar que Albertos, junto con toda su familia, conocida en el pueblo como "los bellotas", también tuvieron un papel importante en el traslado y posterior ocultamiento de los objetos sagrados y las formas. 

Para conocer los hechos con respecto al ocultamiento y posterior desenterramiento de las formas me apoyo, principalmente en el propio documento de Manuel Gil redactado en abril de 1940 donde narra los hechos acontecidos a la edad de 38 años. En esta fecha, Caudete a nivel Eclesiástico, todavía pertenece a la Diócesis de Orihuela, siendo Obispo Francisco Javier de Irastorza y Loinaz (1922-1943). 

  ....A continuación vamos a ver el documento que el propio Manuel Gil escribiría con una máquina modelo Adler de su propiedad. Empieza diciendo que el día 22 de julio de 1936 fueron incendiados los templos de esta Villa por las hordas rojas, y en dicho día aun pude, gracias a que parece que el cielo me ayudó, sacar del Sagrario y llevar a la casa que entonces habitaba el único Copón que quedaba con formas consagradas. 

...Le hice como un pequeño Altar pero como el peligro era cada vez mayor y, de acuerdo con mi esposa, tome la resolución de ocultarlo donde nadie pudiera sospechar y menos hallarlo. Al día siguiente, jueves 23 de julio y en la misma habitación en que dormía, arranqué del piso una loseta e hice un hoyo de 20 cms. Después de trasladar las formas del Copón a una taza de plata la envolví en dos purificadores y así la enterré en dicho hoyo con un arma de fuego corta envuelta en papel para guardarla de la humedad. Después coloque la baldosa como estaba antes.

.... A mediados de febrero de 1937 repetí la operación de levantar el ladrillo para ver el estado en que se hallaban las formas y el arma. Los purificadores ya indicaban el prodigio. El que estaba en contacto con la tierra tenía algo de humedad, pero el otro, en contacto con la taza, estaba completamente seco. Las formas se conservaban blancas como el primer día y el arma estaba oxidada. 

....Volví a enterrar la taza sola, envuelta en los mismos purificadores. Como en esta ocasión había menos peligro, por precaución puse en el hoyo un poco de serradura de madera sobre la que coloqué la taza y volví a tapar el escondite. Hacia la mitad de septiembre de 1938 repetí la operacion  y observé que se conservaba como el año anterior. En octubre me tocó por la quinta la desgracia de marchar al frente y deje a mi mujer la custodia y vigilancia de tan sagrado escondite rogándole que no le faltara la lámpara que desde el principio no dejo de arder un solo día,  aceite que proporciono Jose Antonio Iñiguez, de mote "El Almanseño". 



...Gracias a la protección de cielo, escapé con vida de la ultima batalla de Extremadura en la que cayeron muchos de Caudete después de haber sufrido un arresto de cinco meses por el delito de ser de derechas y por tanto considerado desafecto al régimen. LLegue a mi casa el 17 de abril de 1939 y por el estado del Templo no se pudo hacer el desentierro hasta el sábado 22  con la emocion propia del caso. Se hizo en presencia del sacerdote de la Parroquia Francisco Díaz Alcover que sacó el vaso sagrado que contenían las formas para trasladarlas al Sagrario de la Santa Catalina. Con admiración de todos, pudimos ver una vez más que el prodigio continuaba: las formas permanecían blancas, tersas y secas como si estuvieran recién consagradas..."

No cabe duda de que Luis se había documentado muy bien para esta exposición. Dijo que "...los hechos ahí están y sirven de ayuda para los creyentes al poderse considerar estos hechos extraordinarios eucarísticos como una manifestación de Dios". Lo que hace falta es que no se vuelvan a repetir nunca más estos ataques contra la Iglesia ni contra nadie que defienda sus ideas y creencias con razonamientos y que nadie tenga que ocultar nada bajo una loseta por miedo a ser castigado si lo descubren. Por desgracia sigue habiendo mucha violencia en el mundo. Un ejemplo es Siria, un pueblo con 5.000 años de historia donde, entre otras cosas, nace el alfabeto que nos permite comunicarnos. Ser mujer en un país islámico ...es todos los días una heroicidad.
         















       Esta carta que hay más abajo se la dictó Joaquin Requena Sánchez, en 1996, a su yerno Francisco Villaescusa. Joaquin, con 21 años, había participado en el traslado de las formas, ornamentos, candelabros, custodia, una cruz... desde Santa Catalina a la casa del Sacristán ayudados por Álvaro Gil, hermano del sacristán que desde la Canal estaba vigilando para no ser descubiertos. Este hombre manifiesta que al sacristán se le olvidó mentar a su familia, de mote los Bellota, que también participaron en el traslado junto al sacristán y su mujer. Luis Gimeno hizo mención en su exposición de la colaboración y participación de estas personas. De alguna forma, Luis ha realizado una labor humanitaria al colaborar a rescatar del olvido la inestimable actuación de Joaquin Requena y familia que, 60 años después de los hechos, a la edad de 81 años, le dictaba la presente misiva a su yerno con el único fin de apaciguar su conciencia y quedarse en paz, misiva que transcribió literal y fielmente y que su nieta me ha facilitado. Requena nos dejó constancia de lo siguiente:

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