lunes, 7 de marzo de 2011

De la afición de Manuel Serrano Ballester a modelar barro.


       No lo aparenta pero el protagonista de esta historia tiene un poso cultural muy interesante, sobre todo en Historia del Arte y en Tradiciones de su pueblo. Con el paso del tiempo no es que perdiera el contacto con él, pero la relación siempre quedó pendiente de una cita que no llegó hasta que hace unos meses coincidimos en la Casa de Cultura con motivo de una exposición de acuarelas de Paco “el Rubio”. 

        Fue un encuentro casual que ha servido para volver a restañar esa amistad que no desaparece del todo cuando hay afinidad y empatía. La verdad es que ya no me acordaba de su afición a la escultura. Él prefiere llamarle modelar. Me dijo que quería regalarme uno de sus trabajos. Acepté. Pero con la condición de que me dejara hacerle esta entrevista. Me costó convencerlo porque no es nada amigo de entrevistas. Es tímido y le gusta pasar desapercibido.



        Manuel Serrano Ballester, así se llama, se jubiló hace unos meses como expendedor de gasolina en la Estación de Servicio que está enfrente de La Encina. Antes estuvo repartiendo materiales de construcción. Desde siempre le gustó modelar barro. Su padre y sus ancestros fabricaban tejas desde 1812. Prueba de esta tradición ceramista es que D. Francisco Paco Albalat le encargó a su abuelo la fabricación de todos los ladrillos que empleó en la construcción de la Plaza de Toros las Arenas. Con estos antecedentes en la familia, era previsible esta afición desde muy joven.

         Me contaba que tenía que coger el barro a escondidas porque su padre y hermanos se reían de él, considerándolo una pérdida de tiempo y que si siguió modelando fue, en parte, “como rechazo a esa actitud hostil y poco comprensiva de su familia”.

         Manuel no tiene estudios teóricos de cerámica pero le hubiera gustado saber pintar, por lo que la técnica que utiliza responde, más que a una técnica aprendida, a “intuición para dominar el espacio y la proporción, así como a una fuerza interior que le dirige y orienta las manos a la hora de modelar”. Conoce la obra escultórica de Miguel Ángel. Lo considera su maestro y sus obras tienden al mismo realismo que el genial escultor florentino aplicaba al mármol en sus esculturas.

         Hasta la fecha ha realizado 317 composiciones distintas y, desde el año 1994, les hace un seguimiento para saber quién las tiene. Me dijo que la mayoría de su obra está en Caudete y que en estos momentos está trabajando en una Piedad. Son muy apreciadas sus Vírgenes de Gracia. Se abastece de barro de una cerámica de Agost y para cocer lo que hace, utiliza el horno de una cerámica de La Roda especializada en calentar este tipo de piezas a 1.020 ºC. Lo último que ha salido de sus manos es un grupo de jóvenes festeros y una pareja de ancianos.
  
         Utiliza arcilla roja y tras la cocción no le aporta ningún tipo de color o esmalte por lo que la  pieza queda al natural. Es un autodidacta que, a través del barro, expresa sentimientos y estados de ánimo. No le gusta que le llame escultor; prefiere modelador. ¡Menos todavía artista!. Pero... ¡es que lo es! Juzguen ustedes a través de la pequeña muestra fotográfica.


         Me comentaba que la composición de los dos ancianos se le ocurrió observando una acuarela donde había tres personas mayores. Un buen amigo y admirador de su obra es José Mª Martínez Val Peñalosa, catedrático de Ingeniería Energética de la Universidad Politécnica de Madrid y autor de varias novelas, una de ellas finalista del Premio Planeta en 1981, titulada “Llegará tarde a Endaya”. Este escritor e ingeniero industrial, nacido en Ciudad Real, en 1951, califica la obra de su amigo Serrano como “arte natural”

         También es aficionado a la poesía. Al final de la reunión me recitó un soneto dedicado a la  Plaza de la Iglesia, soneto que se publicó en el Programa de Fiestas del año 1970 firmado por Emilio Marza Sánchez, poeta, natural de Utiel y padre de Emilio Marzá. Empezamos hablando de barro y terminamos la entrevista con versos dedicados a la historia de una Plaza y las fiestas que en ella se conmemoran. Observen su obra y ya me dirán si llevo razón cuando digo que es un artista.


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