Francisco Albalat Navajas era un perfeccionista. Como constructor (plaza de toros, iglesia, viviendas sociales, vivienda particular y de recreo...) cuidaba hasta los más mínimos detalles.
Un ejemplo lo podemos ver en una de las dependencias de la casa que D. Paco se hizo en la calle Abadía a principios del siglo XX que nos habla de su afición a los toros.
Cuatro espadas, cuatro picas, dos caballos y dos toros son las figuras que componen el plafón que evoca una alegoría taurina situada en la sala de espera donde el fisioterapeuta Simón Quinqer tiene la consulta.
Mientras esperas que te toque el turno, es un lujo contemplar este plafón con más de 110 años de historia en el techo de la dependencia que D. Paco denominaba "sala de fumar" y que hoy es "sala de espera".
Un ejemplo lo podemos ver en una de las dependencias de la casa que D. Paco se hizo en la calle Abadía a principios del siglo XX que nos habla de su afición a los toros.
Cuatro espadas, cuatro picas, dos caballos y dos toros son las figuras que componen el plafón que evoca una alegoría taurina situada en la sala de espera donde el fisioterapeuta Simón Quinqer tiene la consulta.
Mientras esperas que te toque el turno, es un lujo contemplar este plafón con más de 110 años de historia en el techo de la dependencia que D. Paco denominaba "sala de fumar" y que hoy es "sala de espera".
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