jueves, 19 de mayo de 2016

La Cooperativa del Campo San Isidro celebró a su Patrón con una misa, procesión alrededor de la Cooperativa y un ágape con caldos de la Bodega. José Forte Polo comento el perjuicio que la plaga de conejos le esta causando al campo.

   Me van a permitir que empieze esta crónica hablando de Manuela Carmena, Alcaldesa de Madrid. Veo que esta señora no pierde la ocasión para manifestar un desmedido y absurdo desdén por todo lo religioso y lo tradicional. De San Isidro, Patrono de los Labradores y de Madrid, desde el 14 de abril de 1619,  Manuela dejo caer varias lindezas en los actos de la Feria de San Isidro de quien dijo:

"...era un vago que el Ángel se lo hacía todo. Este santo me cae bien porque era campechano, iba con alpargatas y con las manos rojas de trabajar. Era un santo simpático. Otras ciudades tienen santos ilustres y nosotros tenemos como Patrón a un campesino". De ser madrileño, le diría a esta buena señora que otras ciudades tienen la suerte de tener una alcaldesa ilustre y respetuosa con las tradiciones pero que los madrileños tenemos a una irreverente y provocadora Alcaldesa que solo busca el enfrentamiento. No cabe duda de que a Manuela no le agradan los campesinos. Haga el favor de repasarse un poco el santoral de los 8.125 pueblos de España y verá cómo la próxima vez no se pone usted tan en evidencia.

     En nuestro pueblo celebramos a San Isidro con una misa en la explanada de la Cooperativa a cargo de Antonio Graciá que nos habló de la vida y milagros del Patrón de los agricultores, también de la mala racha que están pasando por el bajo precio de sus productos debido principalmente a los intermediarios. Al final de la Misa intervino José Forte Polo, Presidente de la Cooperativa desde el pasado año.

     Defendio el "sistema cooperativista" como "...justo y legal donde todos somos dueños de unas instalaciones que ya están funcionando 60 años...Somos una Cooperativa pequeña pero con muchos asociados, saneada y con el mejor equipo directivo y técnico para trabajar y asesorar al socio...La venta del vino va muy bien y respecto al aceite, la venta esta un poco parada pero tenemos buenas espectativas"...

     También habló del perjuicio que está ocasionando al campo la plaga de conejos que, desde hace cuatro años, venimos sufriendo y que lejos de remitir va en aumento. "Espero -dijo- que en Albacete se lo tomen en serio donde le han dado cita al Alcalde para ver de solucionar el problema". 

       Tras su intervención se procedió a llevar a San Isidro en procesión alrededor de la Cooperativa acompañado de la Banda Unión Musical Santa Cecilia finalizando el recorrido en la Bodega para degustar los excelentes caldos que dan las viñas de nuestro querido pueblo....
   C. Cervera firmaba el pasado domingo una biografía de San Isidro en ABC que voy a transcribirles a ustedes. Decía lo siguiente:
"....San Isidro Labrador no fue beatificado hasta el siglo XVII pero, no cabe duda, a la vista del fervor popular, que siempre arrastró este labriego mozárabe fama de que fue un personaje destacado en su tiempo, el Madrid de influencia musulmana del siglo XI. Así, en un tiempo repleto de santos procedentes del clero y la nobleza, emergió la excepcional figura de un laico de orígenes humildes, casado con una mujer que también llegaría a santa.

Como suele ocurrir con todos los santos medievales, el mito y la realidad confluyen en su biografía sin que sea posible saber dónde empieza uno y donde acaba otro. Isidro nació en torno al año 1082, poco antes de que el territorio madrileño pasara a manos cristianas, y lo hizo en el Mayrit musulmán.

  Siguiendo la estela de los visigodos, los musulmanes establecieron un asentamiento fijo en el centro de la meseta debido a su abundancia de agua y de otros recursos. Es por ello paradójico que la ciudad del agua –conocida desde los tiempos de los visigodos por el enorme acuífero que atraviesa el subsuelo madrileño– diera luz al santo labriego que tantos milagros realizó vinculados al líquido elemento.

    Según estos testimonios, la infancia de San Isidro transcurrió en los arrabales de San Andrés, en lo que hoy es el céntrico Barrio de La Latina, pero la inestabilidad militar en Madrid –que seguía siendo un objetivo recurrente de los musulmanes– obligó a la familia del santo a trasladarse a Torrelaguna, donde se dice que conoció a su mujer, María Toribia, la cual también alcanzaría la santidad con el nombre de María de la Cabeza. En su edad adulta, Isidro aparece en el códice como un humilde siervo, laico, labrador incansable, casado, padre preocupado y que trabajaba con sus propias manos en campos ajenos.
«El Milagro del pozo de San Isidro», cuadro realizado por Alonso Cano
"El milagro del pozo de San Isidro", 
de Alonso Cano. Museo del Prado.

   «Isidro no abría pozo del que no manase abundante caudal, aun tratándose de tierras secas», afirma el códice sobre el tipo de milagro más abundante de entre los 400 que se le achacan: encontrar agua incluso en las zonas más angostas. Como prueba de ello, hizo brotar un manantial de un campo seco en una ocasión con solo un golpe de báculo, abasteciendo a Madrid en un año de sequía. 

Otros milagros reseñables del hombre nacido en la «Matriz de aguas» (Madrid) también tuvieron al líquido elemento por protagonista: como cuando salvó a su hijo único que había caído en un profundo pozo o cuando permitió a su esposa María pasar a pie enjuto sobre el río Jarama y así librarse de los infundios de infidelidad que contra ella lanzaban las gentes.

   Isidro falleció en el año 1172 y su cadáver se enterró supuestamente en el cementerio de la Iglesia de San Andrés dentro del arrabal donde había nacido. Uno de sus milagros póstumos más famosos fue el de guiar –junto a otros santos– a las tropas castellanas en la victoria de Las Navas de Tolosa contra el ejército Almohade

    Por ello, el Rey Alfonso VIII levantó una capilla en su honor en la iglesia de San Andrés y colocó su cuerpo incorrupto en la llamada arca «mosaica». Desde entonces, el fervor del pueblo por el milagroso pocero no dejó de aumentar y su vida fue difundida de forma oral hasta que Felipe II trasladó la capital del reino a Madrid y mostró interés en recopilar su historia de forma escrita.

En el siglo XVI, las autoridades eclesiásticas plantearon la posibilidad real de canonizar a Isidro Labrador ante la insistencia de Felipe II, quien, como otros muchos miembros de la Familia Real española, recurrió en varias ocasiones a las aguas del santo madrileño en busca de la curación de sus enfermedades. Finalmente, fue beatificado por Paulo V en 1618 y canonizado por Gregorio XV en 1622, cuando se aprobó su Patronazgo sobre la Villa y Corte de Madrid. En la actualidad, los restos del santo residen en el retablo central de la colegiata de San Isidro".






































































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