En los carnavales hemos podido presenciar dos tipos de desfiles muy distintos: uno ordenado, estudiado y programado, como el Infantil, realizado el sábado por la tarde en el que simularon el desfile de la inauguración de una Olimpiada que contó incluso con la participación del que ahora es Rey: Felipe VI. Podrían perfectamente asesorar a los responsables del Comité de las Olimpiadas a celebrar dentro de poco en Rio de Janeiro (Brasil) en cuestiones de organización y tipo de vestimenta a utilizar. Entre otros organizadores, destacan Silvia "La Facorra", Leo Maciá y Zahira. Estamos ante otro ejemplo de que hacen más los que quieren que los que pueden.
El otro desfile, el de los adultos, celebrado el sábado por la noche, fue todo lo contrario: faltó orden, concierto y organización por todas las partes. Eso sí: la gente no escatimó imaginación a la hora de elegir disfraces, como ese grupo que con una bicicleta y poco más simularon una romería como la del Rocío en Almonte (Huelva) bailando sevillanas.
Al coincidir los desfiles del Carnaval con el día de los enamorados, San Valentín, un responsable de la repostería propuso que se procure que no coincidan las dos celebraciones el mismo día. De esa manera, los de los bares y restaurantes pueden tener mayores ingresos y atender mejor a la gente al dividir la actividad en dos fines de semana. Es difícil contentar a todos a la vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario