“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
Comunicado Importante

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Por eso nos hemos visto obligado a crear un nuevo blog para poder seguir exprensándonos de forma libre. Aquí está la nueva dirección.

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lunes, 20 de mayo de 2019

"Pupurri Electoral", primera parte, por Óscar de Caso. "No cabe duda de que la izquierda tal y como la hemos conocido durante el siglo XX ha pasado a mejor vida".

       
En los próximos escritos intentaré hacer las autopsias de las diferentes agrupaciones que operan en la actualidad en nuestra carpa política. Para ello, necesitaré de la asistencia de personas versadas en la materia que nos hagan entender quiénes son y qué quieren de nosotros (aparte del voto) estos futuros estadistas.

          Comenzaré con una curiosidad: ¿en que momento de la historia vienen al mundo los términos políticos “derecha e izquierda”? Sería sobre el verano de 1789, en Francia; se discutía sobre si su majestad debía mantener algunas prerrogativas de veto. Los grupos favorables al rey: nobles, clérigos, alta burguesía, abogados, aristócratas (girondinos), se colocaron a la derecha como el buen ladrón.  

A la izquierda de Luis XVI se agruparon los futuros jacobinos. En medio, en el centro, se dispusieron los indecisos, llamados “la llanura”.
          Trasladémonos al día de hoy; abriré camino con los de la parte izquierda. Seré tajante: la izquierda tal y como la hemos conocido durante el siglo XX ha pasado a mejor vida. Necesitamos hablar de la izquierda para que no se nos impida hablar de la derecha. Necesitamos hablar de la izquierda porque vivimos en sociedades capitalistas que generan demasiadas desigualdades. 

Necesitamos hablar de la izquierda porque hemos llegado hasta aquí compitiendo y también cooperando. Necesitamos hablar de la izquierda porque tenemos un mundo muy impredecible, no nos dan pistas, vivimos con miedo; la izquierda debe entender y conjurar esos miedos (es una inmoralidad echar la culpa a los inmigrantes y es una ingenuidad no entender que hay que controlar democráticamente las fronteras).

           A una parte de la izquierda le ha faltado fregar escaleras. O algo que les haga bajar un cable a tierra. Tienen que reescribir el diccionario. Si te han despedido de una empresa porque deslocalice la fábrica un empresario o un emprendedor, que pases calamidades en el capitalismo, que trabajes más horas y que ganes menos por la explotación o por la optimización de recursos; no debe hacerte creer que eres un perdedor, sino alguien a quien han arrojado al suelo.
          En la lucha histórica de la izquierda se combatía contra un enemigo menor en número: los propietarios, los rentistas, sus guardaespaldas. Hoy las luchas son contra nosotros mismos, porque al beneficiarse en algún momento de la explotación de alguien –sea una reponedora precaria, un niño que hace ropa en Bangladesh, un chofer sin derechos, una camarera sin contrato -, si esas personas recuperan sus derechos, nos quitamos algún privilegio. No vemos la trampa que lleva de la explotación a los demás a la nuestra propia. Sin duda, hoy es más difícil ser de izquierdas.

          Las peleas intelectuales de la izquierda son muy fuertes. Al no tener la realidad, al no bajarse a fregar escaleras, discuten por las ideas. La izquierda debe conocer sus tradiciones, pero no debe tener miedo para entrar en los problemas de su época; si no es capaz de dar respuesta a los problemas de su tiempo, ¿para qué sirve ese espacio?

          Recurriendo a la brocha gorda, podemos identificar varias izquierdas: la anarquista, libertaria y fresca, indisciplinada e inoportuna; una comunista ineficaz, autoritaria, burócrata ; una trotskista, democrática pero sectaria, muy voluntariosa; la socialdemócrata, muy flexible con los principios, con capacidad de gobierno, tiende a ser una mera gestora del capitalismo; otra izquierda maoísta, solidaria con los humildes que cuando gobierna se alía con los socialdemócratas; una nueva izquierda nacionalista (oxímoron) que en nombre de esa misma nación puede unirse a la derecha; otra posmoderna, fresca e imaginativa con excesiva atención a lo mediático. Habrán notado, benditos lectores, que estos grupos no responden a intereses sociales, lo que buscan es pastorear a la sociedad.

          Hubo un Estado, la Unión Soviética, que contó a los proletarios del mundo que era posible lo imposible y reclamó para sí la patria de los trabajadores. Pero mancilló esa promesa. La URSS fue el primer Estado de trabajadores del mundo. Pero allí los trabajadores opinaban poco. De hecho, los trabajadores no sostuvieron su Estado cuando empezó a desmoronarse. Algo se habría hecho mal cuando las mafias ocuparon en casi todo el mundo postsoviético el lugar del Estado.

          ¿Tenía sentido marcharse de la Alemania Oriental, un país donde el Estado” publicitaba” que tenían casa, comida, educación, igualdad y ocio? La Revolución de Octubre puso en la agenda política otra vez problemas tales como la miseria, el hambre, la ignorancia, la enfermedad.... Como me decía, en muchas ocasiones, una amistad árabe que tenía hace muchos años: Óscar, lo que no puede ser, no puede ser.

          Alberto Garzón viene a decir: que el comunismo no existe, pero los comunistas sí.

POSDATA. - Me han servido de ayuda básica en la composición de este escrito los señores: Alberto Garzón, Juan Carlos Monedero y Julio Anguita. Siempre agradecimiento.

          En el verano de 1975 se graba la canción “A ese pájaro dorado” en la que se dibuja un íntimo discurso sobre el amor cotidiano. El amor que se acaba, que no perdura, el amor que se escapa como una lágrima y que sucumbe preso de las dificultades diarias. Perteneciente al disco “Para piel de manzana” de Serrat.
A ese amor...
A ese pájaro dorado
que alza vuelo y parte el cielo en dos
rondando el sol y el pecado.

A ese amor
caprichoso y libertario

sin silencios que le hagan callar

ni jaulas para enjaularlo.

Qué pena,
que no le siente bien la ropa de diario

a su carita lavada.

Ese amor
vaya si es flor delicada.

A ese amor
manojo de pequeñeces

que florece en plenilunio

y se mustia en las estrecheces.

A ese amor
que arde mal en el brasero,

que se anega en una lágrima

y cunde poco en el puchero.

Qué pena,
que no le siente bien la ropa de diario

a su carita lavada.

Ese amor
vaya si es flor delicada.
  

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