"Catarsis de Podemos desde la distancia", por Óscar de Caso. "La reconstrucción de la izquierda es urgente si se pretende evitar un larguísimo invierno en la oposición".

          Pablo Iglesias reconoce haberse preguntado el día siguiente del 26-J: “que no lograba entender la resolución de las urnas”; tenía cautas dudas de poder obtener más escaños que el PSOE, pero nunca auguraba que se le pudiese escapar un millón de votos en un parangón  con los que lograron captar por separado Podemos e Izquierda Unida en diciembre.

          De la reunión en la cima del Consejo de Ciudadanos de su partido, la versión oficial atribuye dicha disminución a la negociación con otros partidos y el “canguelo social” que manifestaban los grandes partidos y los poderes económicos y mediáticos en sus declaraciones oficiales ante el gran aumento de poder que estaban obteniendo los “antisistema”. En cuanto al acuerdo de Podemos e Izquierda Unida lo catalogan como causa menor de dicha pérdida de electores.

          En teoría, la persona oficialmente más cualificada dentro de Podemos para elaborar un informe de este desliz en el sufragio del 26-J es Carolina Bescansa, a la sazón secretaria de Análisis Político y Social. Carolina en su informe venía a decir que antes de abrir negociaciones con Alberto Garzón, su agrupación registró una caída de tres puntos y sólo el 63 por ciento de quienes les habían apoyado en diciembre se declaraba dispuesto a repetir.

  Otras opiniones internas sostenían que la oferta de coalición con los socialistas, junto con el esperpento escenificado de ofrecimiento como vicepresidente de Pablo Iglesias y el determinante rechazo a cualquier fórmula de gobierno que incluyera a Ciudadanos ayudaron, y no poco, a la espantada de ese millón de votantes.

          La señora Bescansa añade que los votos que perdieron fue a consecuencia de que se percibiera en dicha formación un desmedido interés por los sillones; aventurando que esa resta de papeletas lo ocasionó la abstención.

          Otra voz crítica en su informe es la de Iñigo Errejón, argumentando que en su partido menospreciaron el peso institucional y la valoración de su paso por el Parlamento. Errejón apunta también como negativo el discurso agresivo contra el PSOE en el Parlamento y el que se mantuvo durante la Campaña electoral tendiendo la mano a los socialistas. Esboza, sin duda, en su discurso la profunda fractura interna que se producirá en los próximos meses.

          La opinión de Juan Carlos Monedero se dirige a lo blando y al perfil bajo del tipo de Campaña electoral; haciéndonos ver que la responsabilidad de dicha campaña la tenía Errejón subrayando que: “no es que sobrara dureza en el Parlamento, sino que ha faltado dureza en la Campaña”.

          Considerando todas estas opiniones,  se puede resumir que en el seno de este grupo político unos culpan del desplazamiento al rincón de la extrema izquierda que se quería superar; y por el contrario otros argumentan que la fuerza de Podemos consiste en dar miedo a los poderes establecidos, en romper la rigidez institucional, en escandalizar, si hace falta, a los viejos partidos y aumentar, si fuese necesario, la movilización en la calle y no enclaustrarse en las instituciones.

          De igual manera que en el PSOE, en Podemos existe una velada lucha por el liderazgo con los habituales condimentos: equipos familiares que actúan a la defensiva y exigencia de lealtades fanáticas. Desconfianza total. Conmigo o contra mí.

          Espero y deseo que antes de entregar “mi equipo”, la izquierda en pleno “con denominación de origen” se una en un frente común para gloria, salud y bienestar de los pobres, marginados, trabajadores y demás gente corriente. Unidad que reclama la militancia de Podemos en Vistalegre, unidad que Susana Díaz persigue como unidad de fuerza que debiera representar la historia centenaria del PSOE.

El problema no es la ausencia de relato, sino la falta de credibilidad de quienes lo defienden. Unidad a diferencia de una derecha en la que hace quince años Aznar designó a dedo un sucesor que continua al mando, a pesar, vergonzosamente, de aquellos SMS.

   Rajoy, a quien Felipe González (compi-yogui de Mariano últimamente) en alarde de chispa política definió como: “El único animal político que avanza sin moverse”.

          La tendencia a caer en la melancolía es típica de la izquierda, pero su reconstrucción es urgente si se pretende evitar un larguísimo invierno en la oposición.

          El poema de hoy lo transcribo con mucha lástima. A todos los que nos emocionamos con los versos uruguayos de los señores Benedetti y Galeano, hoy padecemos el fallecimiento del señor Viglietti, don Daniel, hace unos días; nació en Montevideo en 1939; los malditos dictadores militares lo encarcelaron en 1972; padeció exilio en Argentina y Francia hasta que en 1984 pudo regresar con todo el cariño de sus paisanos uruguayos. El poema y canción musicalizada por Víctor Jara se titula “A desalambrar”

Yo pregunto a los presentes  si no se han puesto a pensar  que esta tierra es de nosotros  y no del que tenga más.  Yo pregunto si en la tierra  nunca habrá pensado usted  que si las manos son nuestras  es nuestro lo que nos den.  A desalambrar, a desalambrar  que la tierra es nuestra  es tuya y de aquel  de Pedro y María, de Juan y José.  Si molesto con mi canto  a alguno que ande por ahí  le aseguro que es un gringo  o un dueño del Uruguay.  A desalambrar, a desalambrar  que la tierra es nuestra  es tuya y de aquel  de Pedro y María, de Juan y José.