“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
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martes, 25 de octubre de 2016

Una alpargatería en la calle las Parras con 120 años de historia. Mª Pilar Requena es la representante de la tercera generación que inició Mequisedec Crespo con el nombre de "Alpargatería Pérez"...

   Tal y como están las cosas debido a la crisis económica y con la cantidad de Centros Comerciales de grandes dimensiones que en las dos últimas décadas se han instalado en nuestro entorno, creo que es un milagro que este y otros pequeños negocios familiares locales hayan sobrevivido. Se trata de  verdaderas reliquias comerciales. 

       Fue el abuelo de Mª Pilar Requena, Melquisedec Crespo, el que inició hace 120 años el negocio de la venta de alpargatas en la calle las Parras. Era natural de Villena y, tras casarse con Manuela Conejero, se viene a vivir a Caudete.

   Melqui muere muy joven y será su mujer la que continúe el negocio. A Manuela la relevan sus hijos José y Joaquin Crespo ConejeroJuanita y su hermana Maria (la más joven de la foto), hermanas de José y Joaquin, abandonaran la escuela a temprana edad y se ponen a confeccionar alpargatas junto a sus hermanos que vendían en la tienda de la calle Abadía. 

    Más tarde, en la década de los cincuenta, será Juanita la que se ponga al frente del negocio. Recuerda que unas alpargatas las vendía en 1956 a  cuatro pesetas. Tras jubilarse, ahora tiene 77 años, será su hija Mª Pilar Requena la que ha continuado con el negocio que a finales del siglo XIX iniciaba su abuelo Melquisedec. Por lo tanto, Mª Pilar es la representante de la tercera generación que vende espardeñas, alpargatas y abarcas. Los padres de su abuelo ya vendían este tipo de calzado en Villena. 
En 1928 había en Caudete varias alpargaterías como pueden ver en los anuncios comerciales el "El Ideal Caudetano". Una estaba a nombre de Juan Albertos Muñoz.  Otra, a nombre de Juan Martí, en la calle San Ramón, vendía "calzado cosido a mano a precios muy alambicados", rezaba la propaganda. La espardeña o alpargata está ahora en desuso y solo se emplea en zonas rurales, como articulo de decoración o turístico y para representaciones culturales y tradicionales.

   Juani ha conocido dos alpargaterías. Una la regentaba Aurelio que tenía la tienda en la calle Maestro Serrano y la Plaza Nueva. Enfrente de la actual Casa de la Cultura estaba la de D. Antonio Gilabert. Estas dos las recuerdo yo de niño.

Hace 50 años, calzar unas espardeñas era muy frecuente. ¡No había en el mercado mucho donde elegir!. Ahora, es al revés. Todos los extremos son malos. Unos zapatos de piel eran muy caros para los jornales de entonces y solo los utilizaban los domingos y fiestas de guardar.

     El resto de días, y para trabajar en el campo, se usaban espardeñas y  también "abarcas" de suela de auto. De ahí que un par de zapatos de piel le duraran a nuestros padres muchos años. No había llegado la moda del "pret a porter" ni la de "usar y tirar" porque, por aquellos entonces.... ¡no se tiraba nada!    
  Desde tiempo inmemorial se vienen realizando las tradicionales alpargatas. La materia prima para la elaboración de la suela ha ido cambiando con el paso de los años. Como ejemplos tenemos el esparto, el cáñamo, el yute e incluso, como anécdota, podemos citar que en tiempos de necesidad se llegaron a utilizar sogas de los barcos, previamente desechas. 

   En la actualidad se utiliza única y exclusivamente el yute, que es una materia prima 100% natural y ecológica que permite transpirar la piel y es más suave al tacto así como de más larga duración que cualquier otra materia.

Con estas fibras totalmente naturales se confecciona la trenza, para luego proceder al urdido, que consiste en ir enrollándola hasta darle la forma de la suela. Esta parte todavía se sigue haciendo como en  tiempos pasados como se puede ver en la siguiente correlación de fotografías, donde una a una se hacen a mano, cambiando las tallas, al mover los clavos de sujeción.

 Antiguamente la parte de la suela que va en contacto con el suelo, no llevaba ningún tipo de protección, pero hoy en día se le pone una goma de caucho para que la duración sea mayor. A este proceso que exponemos a continuación se le llama vulcanizado.

Una vez la suela esta lista, el trabajo pasa a las mujeres que son las encargadas de coser la lona a la suela para  dejarla lista para su utilización. Este proceso se le llama remonte y es junto con el urdido las partes del proceso que menos han evolucionado, debido a que se sigue haciendo totalmente a mano con ayuda de una aguja y lo que aquí llamamos zapatilla. La zapatilla es una protección metálica que las señoras se colocan en la palma de la mano para empujar la aguja.
 
   Actualmente se ha industrializado su tejido y se utilizan hilos de nylon y suela de caucho, así como también con cubierta de lona y base de cocuiza u otra fibra vegetal. Se cree que la alpargata tuvo su origen en la sandalia egipcia, en la que luego se inspiraron los romanos para elaborar una pantufla cubierta y proteger el pie del sol y el calor. 

   Introducida posteriormente en España y llevada con la colonización a América por los misioneros, quienes podían así cumplir largas jornadas cómodamente calzados, fue desde entonces usada como aliada de jornadas bajo la lluvia veraniega por campesinos y acompañó la rítmica pisada del baile popular. Actualmente ha quedado para actos culturales, indumentaria de jornaleros o recuerdos turísticos. En la calle Abadía las sigue vendiendo Mª Pilar junto a otros calzados modernos.
El valenciano Jorge Sepúlveda, de la época de Juanita...
y de los discos dedicados en la radio.
Mª Pilar Requena











Melquisedec Crespo.
Manuela Conejero.


Cuando en las fiestas participaban todos los vecinos.
¡Todavía no había llegado la televisión!




2 comentarios:

  1. La alpargatería del Maestro de la Música estuvo antes que enfrente de la Casa de la Cultura en la misma calle núm. 19 entonces, hoy justo a la parte arriba de la tienda del butano

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  2. Aprovecho la ocasión que me ofrece los comentarios de esta antigua alpargatería para regalaros este vibrante poema compuesto en 1938 por Miguel Hernández y musicalizado 72 años después por el gran Joan Manuel Serrat como parte del disco “Hijo de la luz y de la sombra” poema titulado “Las desiertas abarcas”. Tiernísimo poema que se ubica en una relación de versos del poeta no incluidos en libros. Poema y canción con gusto a copla reviviendo la infancia de Hernández en el que la pobreza viste el recuerdo de la noche mágica del cinco de Enero.

    Por el cinco de enero,
    cada enero ponía
    mi calzado cabrero
    a la ventana fría.

    Y encontraban los días,
    que derriban las puertas,
    mis abarcas vacías,
    mis abarcas desiertas.

    Nunca tuve zapatos,
    ni trajes, ni palabras:
    siempre tuve regatos,
    siempre penas y cabras.

    Me vistió la pobreza,
    me lamió el cuerpo el río
    y del pie a la cabeza
    pasto fui del rocío.

    Por el cinco de enero,
    para el seis, yo quería
    que fuera el mundo entero
    una juguetería.

    Y al andar la alborada
    removiendo las huertas,
    mis abarcas sin nada,
    mis abarcas desiertas.

    Ningún rey coronado
    tuvo pie, tuvo gana
    para ver el calzado
    de mi pobre ventana.

    Toda gente de trono,
    toda gente de botas
    se rió con encono
    de mis abarcas rotas.

    Por el cinco de enero,
    de la majada mía
    mi calzado cabrero
    a la escarcha salía.

    Y hacia el seis, mis miradas
    hallaban en sus puertas
    mis abarcas heladas,
    mis abarcas desiertas.

    mis abarcas sin nada,
    mis abarcas desiertas.
    mis abarcas heladas,
    mis abarcas desiertas.




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