“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
Comunicado Importante

Ante la imposibilidad de compartir los posts que se publican en este blog en facebook se han realizado varios ajustes técnicos para lograr solucionarlo y no ha conseguido.

Lo que nos hace pensar que los artículos que se publicaron en facebook fueron marcados como inapropiados por lectores que no están de acuerdo con la línea editorial de este blog.

Por eso nos hemos visto obligado a crear un nuevo blog para poder seguir exprensándonos de forma libre. Aquí está la nueva dirección.

https://blogjoaquinmedina.blogspot.com/

viernes, 7 de agosto de 2015

"No nos señaleis", título de un brillante artículo de Enric Hernandez, Director de El Periódico", ante el cada vez más excentrico Artur Más y sus amigos.

Foto: El presidente de la Generalitat, Artur Mas (i), y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (EFE)



"No nos señaléis", de Enric Hernández 
Director de "El Periódico"


"No nos dividáis entre buenos y malos, demócratas y antidemócratas, patriotas y traidores... Vuestras líneas rojas las pisamos a diario"
Jueves, 30 de julio del 2015 - 21.28 h
"Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar." Martin Niemöller

Solo porque no comulguemos ciegamente con vuestro credo, no nos señaléis. Tolerad que alberguemos dudas así como nosotros respetamos vuestras férreas convicciones. Ejerced vuestro derecho a expresar a voz en grito lo que sois sin despreciar el nuestro a preguntarnos en silencio qué somos. En lugar de imponernos vuestra fe, o de empujarnos a los brazos de la opuesta, compadeceos de quienes jamás tuvimos fe alguna. O la perdimos de tanto cuestionárnosla.

No nos etiquetéis solo porque nos traiga sin cuidado qué nacionalidad nos adjudica el documento de identidad. Ni porque cuando suena un himno nacional, cualquiera que este sea, la mano no se nos dispare automáticamente hacia el pecho en alarde de amor patrio. Ni porque el flamear de las enseñas, que a vosotros tanto os conmueve, a nosotros nos deje indiferentes.

No marquéis con la cruz del sufijo '-istas' (independentistas, soberanistas, unionistas, unitaristas, autonomistas, federalistas, confederalistas…) a quienes nos negaríamos a pertenecer a cualquier club que nos aceptase como socios. Preferimos que nos prohibáis el acceso a que luego nos tengáis que expulsar por desafectos.

No nos dividáis entre buenos y malos, entre demócratas y antidemócratas, entre patriotas y traidores, porque las líneas rojas que vosotros os empeñáis en trazar nosotros las pisamos a diario. Y seguiremos haciéndolo. Si organizarais un partido de solteros contra casados, elegiríamos quedarnos en el banquillo.

No nos odiéis. Ahorradnos el rencor de vuestra mirada cuando intentamos comprobar si es oro todo el material que hacéis relucir. Cuando, antes de decidir si embarcamos o no en vuestra nave, nos interesamos por los verdaderos propósitos y habilidades de la tripulación, y también por los riesgos y desventuras que pudiera acarrear tan ambiciosa odisea. Cuando atisbamos negras nubes de tormenta en ese horizonte que vosotros pintáis tan despejado. Cuando, heréticos, osamos poner en tela de juicio que vuestra Tierra Prometida sea realmente el vergel de abundancia y prosperidad con el que soñáis.

No nos asimiléis. Vosotros, cartógrafos de naufragios venideros, tampoco pretendáis enrolarnos a la fuerza en vuestra inconsciente cruzada. No nos convenceréis de que el mejor mundo posible es el que ya nos habéis procurado, pues vuestra es también la culpa de que hoy proliferen trincheras y banderías. Quienes por intereses espurios dinamitasteis los frágiles puentes de la concordia habéis perdido cualquier autoridad moral para enarbolar la bandera de la convivencia. Y mucho os costará recuperarla.

Ni cínicos, ni sediciosos

No nos cataloguéis como cínicos solo porque no acabemos de creernos que los mismos que derrocharon nuestra confianza gobernando un territorio autónomo la restaurarían de regentar un estado independiente. Ni nos tachéis de sediciosos por defender que los problemas políticos solo se resuelven mediante la política, que las disputas democráticas solo pueden zanjarse a través de votaciones inequívocamente democráticas, legalmente acordadas, con reglas del juego claras y vinculantes para ambas partes en litigio.

En tanto tal cosa no suceda, todos, unos y otros, podéis contaros y recontaros, si así os place, pero con nosotros no contéis; que vuestras cuentas no corran por nuestra cuenta. No queremos ser un número más en vuestra estadística binaria y disolvente.

No nos apuntéis mientras vagamos en tierra de nadie, perdidos en este campo de batalla que tan laboriosamente habéis minado. Eso sí, cuando el fragor de añagazas y amenazas haya cesado, cuando la munición electoralista se agote y llegue la hora de reconstruir cuanto habéis destruido, entonces sí podréis contar con nosotros. Ahí estaremos, sin señalar a nadie.

Enric Hernàndez

Director de "El Periódico"

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