“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
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jueves, 14 de agosto de 2014

"El número de la cabra", a través de una fotografía realizada hace 28 años. Era muy frecuente ver en nuestras calles aquel espectáculo. ¡Como pasa el tiempo! Ahora asistimos a otro tipo de "números", completamente distintos.

Reza el dicho que una fotografía vale más que mil palabras. Y es cierto. Compruébenlo ustedes mismos. Esta que les traigo en esta ocasión no tiene mucho tiempo: solo 28 años pero refleja a la perfección la situación social y económica de la década de los ochenta. ¿Quien no recuerda aquel espectáculo callejero del "número de la cabra"?


En aquella época era frecuente ver a una familia gitana llegar al pueblo y de una destartalada furgoneta bajaban una escalera, una cabra y un órgano electrónico para, en un sitio céntrico como el de la foto, montar el número que se conocía como "el de la cabra"

     Yo llegué a presenciar estos números, incluso cuando la electrónica todavía no había hecho acto de presencia e interpretaban los famosos pasodobles "En er mundo" o el "España cañí" con una trompeta. Los había que eran verdaderos artistas. El hambre .....siempre ha agudizado el conocimiento. 

    ¿En qué consistía el número de la cabra? Era un sencillo y original montaje -número- con una duración de unos 15 minutos que se desplazaba de pueblo en pueblo para entretener y llamar la atención del vecindario y, de paso, sacarle algunas pesetas para poder comer.


Mientras el actor principal desgranaba las notas en una plaza o en medio de la calle, la cabra iba subiendo lentamente los peldaños hasta que se colocaba encima de un minúsculo cilindro de madera donde el animal se mantenía en equilibrio. Llegado a ese punto, su mujer y su hija, con un plato en ristre, pedían limosna entre el vecindario. ¡Que tiempos aquellos, señor!


    Es muy posible que esta foto recoja el último número de la cabra que se celebró en Caudete por lo que tendría un alto valor social y sentimental. Ya no vemos por nuestras calles aquel espectáculo similar al de la cabra que Joan Manuel Serrat recoge en sus estrofas de una bella canción que llevaba por título "El titiritero". 


Un buen día empezó a mejorar nuestro futuro gracias al espectacular desarrollo económico generalizado desapareciendo de nuestras calles el número de la cabra y otros similares como modo de subsistencia. 

   Pero,.... como aquel despegue económico nació con base ficticia, con gentes sin entrañas ni escrúpulos y sin ningún control, motivó que llegaran a escena otro tipo de números que ya no se representaban en calles o plazas sino en despachos de gentes muy bien relacionadas y pudientes.


No se denominan números: ahora los conocemos por "tramas", "casos", "asuntos", "corrupción"....Los más amargos números los han protagonizado responsables de las finanzas con una gran cantidad de Directores, sobre todo, de Cajas de Ahorros, imputados por asaltatrenes y manirrotos mientras el órgano controlador, Banco de España, hacía la vista gorda.

    Otros números, menos artísticos que el de la cabra, están a la orden del día como es la dependencia de los Fiscales de los Gobiernos de turno que ponen en entredicho la independencia Judicial y la salud del Barón de Montesquieu, el caso Gürtel, el del ínclito Bárcenas, el del descontrol financiero por parte del Banco de España recientemente denunciado por Durao Barroso....


 ...El caso de los ERES de Andalucía con 201 imputados, el de considerar todo el suelo Urbanizable que desembocó en un descomunal, irracional e ilógico estallido de la actividad inmobiliaria con tres millones de trabajadores en paro y traumáticos "casos" de desahucios, el número Noos propiciado por Urdangarin, cuñado del Rey....


Me faltaría papel porque, raro es el día que no aparecía un caso o número nuevo. Como el de un Juez que imputaba a diez concejales del PP de la Corporación de Santiago de Compostela en el caso Pokémon o el de Mariano Rajoy diciéndole a Bárcenas "Luis: sé fuerte. Ánimo, mañana te llamo".

     Pero el número que se lleva la palma es el de Jordi Pujol. Afirmaba el pasado 25 de julio que "en 30 años no había tenido tiempo de regularizar una herencia recibida de su padre", herencia que su hermana no se había enterado. De ser así, este tío y su señora esposa, no son de fiar.


    Hace algunos años, Pascual Maragall montó otro número en el transcurso de una Sesión cuando les dijo a Artur Mas y a Jordi Pujol : "vuestro problema es el tres por ciento". ¿Donde estaba el Fiscal del Estado en ese momento para iniciar las correspondientes averiguaciones? ¿quien se extraña ahora de lo ocurrido? 

  Esta claro porqué CiU  reclamaba un chiringuito, perdón, una Oficina Fiscal propia para Cataluña. En el siglo de Oro Español ya se daban este tipo de números encuadrados dentro del género de la picaresca. El que mejor refleja el número "del tres por ciento" lo protagonizaba "El lazarillo y el ciego".


Después de haber acordado comerse las uvas de "una en una", ante las quejas del ciego, el lazarillo le dice: pero...¿como es posible que tú que no ves supieras que yo me comía las uvas de tres en tres?. "Porque cuando yo me las comía de dos en dos....¡tu callabas!", le respondió el ciego. Maragall veía y sabía que Jordi Pujol se comía las uvas a puñaos. El que no veía "tres en un burro" era el señor Fiscal del Estado que no cumplía con su obligación. ¿O tal vez recibía órdenes?

     Los del número de la cabra de la foto eran gente honrada que se ganaban la vida como buenamente podían. Ya digo que ahora los números se hacen de forma más sofisticada: sin cabras, sin escalera, ni trompetas.... Los números de ahora se cuecen a fuego lento, llevándose los protagonistas a su casa, o directamente a Andorra, la cosecha completa de uva criada con dinero público.


 Y lo malo... que todo esto se sabía porque Maragall lo denunció delante de las cámaras en un catalán muy clarito. Parece ser que, en ese momento, no tocaba mirar en esa dirección. ¿O no, señor Presidente? Ladrones ha habido y va a haber siempre. Lo que viene fallando desde los tiempos de Julio Cesar es el sistema, que permite gozar de impunidad a una casta de indecentes que pretenden vivir a costa del erario público.

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