Caudete en el recuerdo. Lo mucho que nos enseña una fotografía realizada por Molina el año 1947, en el Barrio de San Francisco después de una copiosa nevada.

 

                 Hay una  frase hecha que dice "cualquier tiempo pasado fue mejor", frase que nos obliga a reflexionar, a analizar la trayectoria vivida, a forzar la memoria  y, sobre todo, a tener  espíritu crítico para poder comparar las dos épocas. La foto  refleja un periodo de posguerra. Siempre escuché decir que lo peor de una guerra es la posguerra donde tan solo comer ...era ya toda una experiencia.  En este caso, es mas cierto que cualquier tiempo pasado fue peor  si juzgamos  aspectos como la alimentación, la esperanza de vida, la higiene, las perpectivas de progreso y formación.... ¿En que fue mejor aquel tiempo? De poderles  preguntar  a cada uno de los que aparecen en la foto,  seguro estoy  que la respuesta sería unánime y contundénte salvo en detalles, como el respeto a las personas  mayores. En esto .... ¡hemos retrocedido y mucho!.  Ernesto Sábato, en su libro "El tunel", de 1948, un año despues que se hiciera esta foto, dice lo siguiente:  "....ni el diablo sabe qué es lo que recordará la gente, ni por qué. En realidad, siempre he pensado que no hay memoria colectiva, lo que quizá sea una forma de defensa de la especie humana. La frase "todo tiempo pasado fue mejor", no indica que antes  sucedían cosas malas, si no que, felizmente la gente las ha olvidado. Desde luego, semejante frase no tiene validez universal; yo, por ejemplo, me caracterizo por recordar preferentemente los hechos malos, y, así, casi podría decir que "todo tiempo pasado fue peor", recuerdo tantas calamidades (...) que la memoria es para mí como la temerosa luz que alumbra un sórdido museo de la verguenza".  

 

       La foto que estamos analizando esta tomada a principios del año 1947, delante de templete del Barrio de San Francisco en la calle San Jaime. Hace unas cuantas semanas me la enseñó Pedro Sánchez Algarra que acababa de entregársela  Molina,  autor de esta reliquia gráfica. Pedro vivía en este barrio que, 36 años antes, había levantado D. Paco Albalat para la gente con menos poder adquisitivo. “Pobres de solemnidad”, en palabras de  D. Paco. Se observa que ha caído una copiosa nevada y los chiquillos han levantado un monigote de nieve casi tan alto como el templete. No era frecuente entonces hacer  fotos. Entre otras cosas, porque eran muy caras. Lo cierto es que alguien llamaría al fotógrafo y nos dejo esta instantánea que nos ilustra  como  se vivía entonces a través de los muchos detalles que nos da la imagen en blanco y negro. Los años de la posguerra fueron duros. “Los chiquillos pasábamos el día con medio boniato”, recuerda Pedro quien aparece en la foto en el puesto sexto empezando por la derecha. En el barrio había un horno: el de Francisca “la Sangre” y una tienda de alimentos y ultramarinos como el de Felipe Mira "Montesa" o "los de Pina". El mote era muy frecuente. Se usaba  tanto, que por el nombre  a uno no lo conocían. Estos son los motes y  nombres de los que aparecen en la foto facilitados, en su mayoría,

por Pedro Sánchez:

             Paco “el Cana”;  “la Almanseña” y sus dos hijos;  la “tía Críspula”;  Angelita “la Petata”;   Jualio Antolín;   Ramón Gisbert, padre de  Ramón el cura;  Pepe “el Alpargatero” y su madre Juana;  Juan “el Músculos”, Antonio y Diego los “de Mercedes”;   “Paco Peto”;  Beltrán Lillo, mas tarde conocido por el “Cristalero”; Paco “el de Paca” que en su casa  y por las noches daba lecciones de gramática;  la familia de “los Pintos” Pepe, Paco, Pedro e Inés; Angelita  “la Sinfonera”; el “tío Zorro” con su familia; “los Capachos” Pepe, Franco y Glodo;  “los Patillas” Pedro y sus dos hermanas Fina y Patro; “los de los Menudos” Manolo, Paco y Antonio; Antonio Martínez el “Guarda Forestal y su hija Dolores.  Aparecen también Manolo el de “los Menudos” y Pepe “Retales” que poco tiempo después morirían con tan solo 12 años de edad, aplastados al caérseles encima un arco de la Plaza de Toros, donde se encontraban pastoreando. Se habían colocado bajo del arco para resguardarse de la lluvia cuando este se precipitó al suelo. Aquello fue una tragedia. Hay fotos que hacen historia. Esta es una de ellas.

Para acabar,  les diré que las Memorias de Pedro Sanchez han sido muy bien acogidas,  sobre todo por la  sinceridad con que ha contado su experiencia  política y personal.  Un profesor de la Formación Profesional, enseñanzas que empezaron a funcionar en el  Instituto de la Avenida Virgen de Gracia a partir del curso 74-75  con Olegario Pérez Alvarez como Jefe de Estudios,  me comentaba que se le ha olvidado a Pedro  contarnos lo  mucho que bregó y luchó desde la Alcaldía para poner en marcha  aquella sección de "Formación Profesional Delegada del Politécnico de Albacete" y ahorrarles el viaje a Villena a mas de cuarenta estudiantes. Otro paisano que, como el capitán de navio Francisco Díaz, viviendo fuera de su pueblo  natal, siempre que sus obligaciones se lo permiten, nos demuestan que son caudetanos por los cuatro costados. Con el paso del tiempo, el recuerdo  y nuestros orígenes, son el mejor patrimonio del que podemos presumir.